Parece un gesto inocente y hasta entrañable, que nos reconecta con esos recuerdos infantiles de preparar un bizcocho y galletas en familia cuando nos dejaban rebañar el cuenco de la mezcla o chuperretear la espátula. Pero comer masa cruda de los dulces caseros está totalmente desaconsejado para todas las edades ya que puede suponer un riesgo para la salud.
Si tu abuela te daba una colleja cuando metías el dedo en la masa y te advertía de que te podría doler la tripa, puede que te haya salvado de una indigestión o algo más grave. Quizá no sabía bien por qué, pero su intuición de sabiduría popular no iba esta vez desencaminada. La razón es bien sencilla: el riesgo se debe a la posible presencia de bacterias en ingredientes crudos.
Una masa de bizcocho, pastel o galletas corriente suele estar compuesta de harina, huevos, azúcar y grasa, más otros posibles componentes. El mayor riesgo lo presentan las harinas y los huevos crudos, de cuyo peligro y los riesgos de una mala manipulación ya hemos hablado en más de una ocasión, pues sabemos que puede provocar intoxicaciones en tortillas poco cuajadas o mayonesas mal conservadas.
La harina de cualquier cereal, en crudo, no es muy digestiva que digamos, pero el mayor inconveniente reside en que puede esconder bacterias como E. coli y Salmonella, dos de los microorganismos que causan las enfermedades transmitidas por alimentos más comunes.
Cocinar y hornear es lo que mata las bacterias presentes en las masas
En Estados Unidos llegó a ponerse tan de moda comer masa cruda de dulces, viralizándose incluso recetas específicas para no ser horneadas, que se multiplicaron las intoxicaciones por todo el país. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) advierte sobre esta práctica peligrosa señalando que "Cocinar y hornear es lo que mata las bacterias en la harina, así como en los huevos crudos que a menudo se usan con ella", y recomienda categóricamente que "no coma ni pruebe harina, masa o pasta crudas (sin cocer)".
Aunque las bacterias de Escherichia Coli generalmente son inofensivas, las cepas enterohemorrágicas son causantes de intoxicaciones alimentarias, a menudo por consumir carne, huevos y otros productos crudos o mal cocinados. Los niños son especialmente vulnerables, así como las personas inmunodeprimidas, los ancianos o las mujeres embarazadas.
Para minimizar los riesgos se recomienda además que los niños no jueguen con la masa cruda como si fuera 'plastilina', y si son muy pequeños conviene que no les quitemos el ojo de encima en ningún momento cuando nos ayuden en la cocina, pues podrían llevarse las manos a la boca tras manipular los alimentos crudos. También conviene lavarse bien las manos inmediatamente después de tocar las masas crudas, antes de manipular otros ingredientes u objetos que podrían quedar contaminados.
La bacteria E.coli es productora de toxinas Shiga, cuya toxiinfección se manifiesta con síntomas como calambres abdominales fuertes, que pueden progresar a una diarrea acuosa y sanguinolenta. Además puede síndrome urémico hemolítico (SUH), que puede derivar en fallo renal.
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