Dicen que la frescura del pescado realza el sabor de su carne y así es, aunque quizás el extremo que ofrecen en un restaurante japonés sea un tanto carente de escrúpulos. Nosotros personalmente elaboraríamos el mismo pescado pero previamente le hubiéramos dado muerte, el sufrimiento es algo intolerable aún en las especies inferiores.
El pescado está muy vivo, lo descaman, le sacan las vísceras, lo fríen unos segundos en la sartén y lo aliñan con una salsa especial. Cuando llega a la mesa del comensal, éste continúa dando muestras de su frescura, la boca todavía la mueve.
Tal vez tenga un sabor sorprendente, pero particularmente nuestra moral impediría disfrutar del manjar. ¿Tú lo disfrutarías?
Fuente | Break