El flan es uno de esos postres clásicos y tradicionales que sigue despertando pasiones, tanto en nuestras casas como en las cartas de los restaurantes. Existen muchas versiones que enriquecen la mezcla básica de leche, huevos, azúcar y caramelo. Una de ellas es la que traemos hoy: el flan de castañas, una elaboración típica de Galicia, pero que gustará en todas partes.
Hemos simplificado su proceso y nos atrevemos a decir que esta es la manera más fácil y rápida de prepararlo. Nos ahorramos la cocción, el pelado y el triturado de las castañas usando crema de castañas en conserva. Un producto fácil de encontrar en los supermercados, en la sección de las mermeladas. El resultado es excepcional, digno del paladar más exigente.
También usamos caramelo comprado en el super, aunque hacerlo casero está chupadete. No obstante, cuando vamos con prisas, contar con estos atajos nos facilita mucho la vida. En cinco minutos tendremos la mezcla del flan lista para repartir en sus moldes y meter en el horno al baño maría. ¡No se le puede pedir más!
En un recipiente amplio y hondo mezclamos la crema de castañas con la leche. Se integrarán mejor si ambos ingredientes están ligeramente tibios. Añadimos los huevos y removemos para que se mezclen bien los tres ingredientes. No hace falta añadir azúcar, pues la crema de castañas la lleva incorporada.
Colocamos las flaneras en una fuente de horno y repartimos el caramelo líquido entre ellas. Después las rellenamos con la mezcla anterior. Vertemos agua caliente en cantidad suficiente para que cubra la mitad de las flaneras y llevamos la fuente al horno, precalentado a 180 ºC con calor arriba y abajo. Cocemos al baño maría durante 40 minutos. Dejamos enfriar antes de desmoldar y servir.
Con qué acompañar el flan de castañas
Este flan de castañas es un dulce estupendo de temporada que podéis tomar con un té o un café a media tarde o servir como postre de las muchas comidas y cenas navideñas que están a la vuelta de la esquina. A mi me gusta coronarlo con un puñadito de almendra crocanti, pero también se puede acompañar (y -de paso- decorar) con nata montada.
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