Los dulces de antaño saben a anís y limón y tienen la capacidad de transportarnos a la infancia. Las rosquillas caseras de toda la vida, los pasteles de boniato y anís o los buñuelos de Cuaresma son tres buenos ejemplos de ello a los que hoy sumamos el increíble bizcocho de anís y limón con sabor a antaño.
Con una miga esponjosa, la jugosidad justa, una corteza fina y ligeramente crujiente y un sabor capaz de trasladaros a otros tiempos y lugares, este bizcocho de anís y limón puede (facilmente) convertirse en el favorito de vuestras casas en el momento en que le hinquéis el diente. Su elaboración es sencilla, como la de cualquier otro bizcocho, y en una hora está listo. ¿Os animáis a hacerlo ya mismo?
Este bizcocho se puede preparar en robot, como he hecho yo con Thermomix, usando unas varillas eléctricas o con unas varillas metálicas y de manera completamente manual. Sea como fuere, la forma de elaboración y los pasos son los mismos.
Blanqueamos los huevos y el azúcar hasta que doble su volumen y la mezcla se haya vuelto cremosa. Para ello conviene aplicar algo de calor. Si usamos Thermomix podemos usar los 37ºC y si lo hacemos de manera tradicional colocamos el recipiente sobre un cacito con agua a fuego suave para que el vapor caliente la mezcla al tiempo que batimos.
Añadimos el zumo de limón, el anís, la leche y el aceite de girasol y batimos suavemente hasta integrar. A continuación añadimos la ralladura de limón, el impulsor químico y la harina, poco a poco al tiempo que mezclamos con suavidad hasta obtener una masa bien integrada y suave.
Forramos un molde con papel sulfurizado y vertemos la masa en el interior. Horneamos a 180-190ºC, con calor arriba y abajo, durante 45 minutos o hasta que la superficie comience a tomar color y comprobemos que, al insertar una brocheta, esta sale limpia. Retiramos y dejamos enfriar antes de servir.
Con qué acompañar el bizcocho de anís y limón
La merienda y el desayuno son dos momentos perfectos en los que servir este bizcocho de anís y limón que agradecerá un vaso de leche fresquita o cualquier otra bebida caliente. No necesita de nada más, la verdad sea dicha, aunque quizás vosotros tenéis alguna manera favorita de disfrutar de un trozo de buen bizcocho.
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