Preparar una salsa en que guisar las sobras de tortilla de patata del día anterior es algo que hacían nuestras abuelas para darle un nuevo punto de sabor y jugosidad. Pero en mi casa -como en la de muchos otros- raramente sobra, así que la hago ex profeso.
El esfuerzo extra es mínimo. Solo hay que picar finamente cebolla y puerro y dejar que se pochen a fuego suave antes de añadir el resto de ingredientes. Lo hago al tiempo que frío las patatas para la tortilla, así que no invierto ni un minuto de más en la cocina.
Hay muchas maneras de prepara la tortilla guisada, según la salsa con que se acompañe. Mi compañero Paco nos deleitó hace poco con su tortilla de patata en salsa verde con almejas, una mezcla soberbia, pero hay quienes la guisan en salsa de tomate o, como yo, en la clásica salsa de cebolla, puerro y pimentón.
Pelamos las patatas y las cortamos en lonchas finas. Calentamos abundante aceite en una sartén y agregamos la patata. Freímos a fuego medio bajo hasta que estén tiernas, unos 25-30 minutos.
Mientras tanto preparamos la salsa. Para ello picamos finamente la cebolla y la mitad de la parte blanca de un puerro. Pochamos ambos en otra sartén con un fondo de aceite caliente durante unos 10 minutos. Tienen que quedar muy tiernos y blancos, sin llegarse a dorar.
Regamos con el vino blanco y dejamos evaporar. Incorporamos la harina y el pimentón y removemos bien para integrar. Añadimos el caldo, sal al gusto, un par de granos de pimienta negra y una hoja de laurel. Cocemos a fuego suave durante diez minutos.
Cuando la patata esté lista la retiramos de la sartén y la pasamos a un escurridor, dejando que suelte el exceso de aceite. Batimos los huevos en un recipiente amplio y agregamos la patata. Sazonamos al gusto. Removemos para que las patatas se empapen de huevo por igual.
En una sartén no demasiado ancha —esta receta requiere una tortilla gordita— calentamos un poco de aceite. Agregamos la mezcla de patata y huevo y la cuajamos a fuego medio durante un par de minutos. Volteamos la tortilla con ayuda de un plato y la cuajamos por el otro lado durante un minuto más.
Pasamos la tortilla a una cacerola amplia. Volcamos la salsa sobre ella y le damos un último golpe corto de cocción, un minuto será suficiente -aunque si se quiere más cuajada, se puede dejar un poco más-. Servimos inmediatamente.
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Con qué acompañar la tortilla de patatas guisada
Cuando preparéis esta tortilla de patatas guisada no os olvidéis de acompañarla de un buen pan casero. La salsa lo pide a gritos y no podréis dejar de rebañar el plato. Una bebida bien fresquita es perfecta para redondear la experiencia gastronómica.
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