Si no hubiéramos traído la patata de América, la hora del aperitivo sería mucho más triste. Más allá de abrir una bolsa de patatas fritas tipo chips, este tubérculo protagoniza muchos de nuestros platos favoritos para tapear, desde las patatas bravas al imprescindible pincho de tortilla de patatas. Y muchas de estas recetas se prestan a variaciones según la temporada.
Ocurre así con otro clasicazo de bar, las patatas revolconas, esa suculenta mezcla de puré de patatas rústico mezclado con pimentón, ajo y panceta frita o torreznos bien crujientes y jugosos. No es el summum de la elegancia, pero si sigue triunfando es por méritos propios. Ahora bien, muy ligera, lo que se dice ligera, la receta no es.
Por eso en esta época me gusta recuperar la versión de patatas revolconas con setas, que da una vuelta de tuerca al clásico para vestirlo de otoño y que lo convierte en un aperitivo o primer plato apto para vegetarianos y veganos, para quienes tengan que vigilar el colesterol y para, en realidad, todo el mundo. Pues merece la pena darle una oportunidad a esta variante que no por más saludable resulta menos sabrosa.
Se puede hacer con cualquier seta o mezcla de setas que tengamos a mano o nos guste, aunque, lógicamente, saldrá más rica cuando utilicemos hongos de más calidad. Aprovecha si puedes a prepararla con níscalos, boletus silvestres, angulas de monte o rebozuelos, combinados o no con setas de cultivo. Con un buen aceite de oliva virgen extra, pimentones frescos y el punto de ajo justo, es un plato vegetal rico en umami, fácil y delicioso.
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