Me encanta usar el congelador para conservar mis alimentos, guardar las sobras y tener siempre disponible un montón de productos incluso fuera de temporada. Hierbas aromáticas, caldos, platos cocinados de legumbres, pescados y carnes ocupan su lugar en mi congelador para cuando los pueda necesitar, pero no todo es congelable. Por eso hoy os quiero hablar de once alimentos que no se pueden congelar, o que si se congelan, pierden muchas de sus propiedades por lo que no es aconsejable someterlos a ese tratamiento.
Incluso en los últimos meses os he contado cómo cocinar una pechuga de pollo congelada (sin descongelarla previamente) y lo mismo para los lomos de salmón, que quedan de película en menos de 30 minutos. Pero por desgracia, la congelación no es apta para todos los productos y hay algunos que no es conveniente meter en el congelador. Os cuento para qué alimentos es preferible usar otra técnica de conservación.
Congelar los alimentos es probablemente la técnica más antigua y más eficaz en cuanto a conservación de alimentos, pero hay que tener en cuenta que congelar no es un proceso que elimine el riesgo de patógenos, sino que es un procedimiento que evita que éstos se multipliquen. Al cocinar alimentos, sí se destruyen los microorganismos pero la congelación, no los mata, por lo que al descongelarlos, su desarrollo vuelve a continuar, aumentando de nuevo los riesgos sanitarios.
Aunque la mayoría de alimentos, tanto frescos como cocinados son susceptibles de congelación, existen determinados productos que no es aconsejable congelar. También hay otros alimentos que si bien se pueden congelar sin problemas de seguridad alimentaria, no conviene congelarlos ya que pierden su sabor o su textura, lo cual no aconseja usar este procedimiento.
1. Productos con grasa
Es interesante saber que la grasa tiene una congelación muy lenta y a una temperatura muy baja por lo que una congelación normal, tiende a que la parte grasa se enrancie. Si congelamos alimentos con grasa -carnes, tocinos, pancetas, jamones, embutidos- observaremos que la parte magra está en buen estado al descongelarse pero la parte grasa se ha enranciado y su sabor afecta o puede afectar a la magra. Si vas a congelar jamón, es preferible retirar la parte del tocino y congelar solo la carne.
2. Huevos
Por muchos huevos que tengáis en casa, aunque os regalen dos cartones de 3 docenas, no se pueden congelar los huevos pretendiendo que al sacarlos del congelador y descongelarlos estén como si estuvieran recién puestos. Aquí no hay discusión, los huevos deben mantenerse en la nevera.
Cuando tenemos muchos, lo mejor es hacer tortilla de patatas, merengues, bizcochos, huevos a baja temperatura o cualquier otra receta con ellos para consumirlos. Sin embargo, y resulta curioso, fuera de la cáscara, las claras congelan muy bien y es una buena forma de aprovecharlas para futuras recetas de repostería.
3. Las frutas
Aunque en general todas las frutas se pueden congelar, en el proceso es posible que cambie su textura y su aspecto. Somos partidarios de utilizar fruta fresca y de temporada pero tanto los frutos rojos como el plátano, son alimentos que toleran más o menos bien la congelación. El resto de frutas, no queda bien al descongelar por lo que en general, os recomiendo que no utilicéis el congelador para conservar las frutas.
Es mejor comprar menos cantidad de fruta y consumir las piezas cuando están en su punto. Si vas a congelar fruta, te recomiendo lavarla bien, pelarla y picarla en trozos, guardándolos en bolsas de congelación.
4. Patatas guisadas o cocidas
Es curioso qué mal responde la patata a la congelación. No es que se ponga mala o no nos vaya a sentar bien pero es que queda con una textura mala, como que se deshace y pierde mucho sabor ya que la fécula se deshace al congelar.
Incluso en recetas que congelan bien como las legumbres, os recomiendo sacar las patatas antes de congelar -por ejemplo en unas sobras de lentejas estofadas- porque os estropearían la futura degustación de esas estupendas sobras. Igual en estofados de carne y ragout, si hay patatas o zanahorias, es bueno retirarlas antes de congelarlas.
Con ellas siempre podemos hacer una deliciosa crema de verduras. Si quieres congelar patatas para freír, pelalas, picalas y fríelas unos tres minutos sin que se doren. Luego escurre y seca bien y guardalas en una bolsa de congelación.
5. Los quesos
Es lo mismo que os he contado para otros productos. El queso se puede congelar, -yo de hecho lo hago cuando compro un queso y no lo estoy comiendo y no quiero dejar que se reseque más- pero el problema es más de textura que ora cosa. El queso descongelado se desmorona al cortarlo y pierde parte de sus propiedades. Si es para cocinar, podéis hacerlo sin problema. Si es para comerlo en bocadillos o en tacos, os recomiendo cortarlo en cuñas y laminarlo o cortarlo en cuadraditos antes de congelarlo.
6. Algunos mariscos y la congelación
Aunque en todos los lineales de congelados en los supermercados encontramos muchas variedades de marisco congelado -gambones, langostinos, carabineros, bueyes de mar, etc.- hay mariscos que no conviene congelar en crudo, sino después de haber sido cocidos.
Los percebes no deben ser congelados. Si tenemos percebes... comámoslos rápidamente y si tenemos muchos, invitemos a los amigos a disfrutarlos. Las almejas y otros bivalvos si pueden ser congelados en crudo. Las gambas, langostinos y similares, sí se pueden congelar en crudo, sin problema, siempre que se hayan comprado frescos. (Comprueba siempre antes de congelarlas que no procedan de un congelado previo.) Finalmente los centollos, nécoras y similares, es mejor cocerlos, envolverlos en un paño o papel húmedo, después pasarlos por film de cocina y congelarlos.
7. Verduras que se quiera comer en crudo
Aunque es frecuente congelar espinacas, guisantes y casi cualquier verdura que después vamos a cocinar, ya sea en el horno o en guisos o cocciones, las verduras que se comen en crudo como el tomate, la lechuga y cualquier otra hoja verde no quedan bien tras pasar por el congelador ya que la temperatura las deja ajadas, blandengues y sin gusto.
8. Tartas y pasteles caseros
Por muy rica que nos quedase la tarta, por bueno que esté el pastel que acabamos de hacer, si lo congelamos no quedará igual al descongelarlo. El problema es más una cuestión de textura -y de aspecto- que de seguridad alimentaria. Hay tartas heladas, que se comen frías, casi sin descongelar, pero las tartas caseras que comemos habitualmente basadas en un bizcocho, un relleno y una cobertura, no quedan bien tras el proceso de congelación y descongelado.
9. Pasta y arroces cocinados
Es posible que si congelamos una receta de pasta ya cocinada o las sobras de uno de nuestros arroces preferidos, notemos que el resultado pierde algo de textura, pero en general, sí se puede congelar cualquiera de estos alimentos.
10. Recetas con mayonesa, nata o salsas emulsionadas
Las elaboraciones que llevan mayonesa, salsa rosa, salsa holandesa y otras salsas emulsionadas o que incorporan nata, no son buenas amigas de la congelación ya que en ocasiones, en el proceso de congelar y descongelar, estas salsas pueden cortarse. La bechamel aguanta mejor, aunque pierde parte de su textura.
11. Pescados que lleven unos días en la nevera
El pescado en general se puede congelar sin problema aunque hay que tener en cuenta que es un alimento más delicado que la carne. Por eso, solamente congelaremos pescados muy frescos, bien limpios por fuera y por dentro, recordando siempre secarlo bien antes de meterlo en el cajón del congelador para eliminar el agua. Los pescados que lleven dos o tres días en la nevera, mejor los cocinamos -si queremos podemos congelarlos después- y nos los comemos.
La congelación es una técnica estupenda para conservar los alimentos pero como os acabo de contar, no a todos los productos les va bien esta técnica. Espero que con estos consejos, vuestros congeladores funcionen estupendamente, sin incluir ninguno de estos once alimentos que no se pueden congelar.
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