Hace ya tiempo que la palabra “mercado” amplió notablemente su significado original. Ya no solo son espacios públicos destinados a vender y comprar productos de alimentación; los negocios de hostelería han ganado terreno en los mercados gastronómicos contemporáneos, convertidos ahora en puntos de encuentro social en los que muchas veces las verdulerías, pescaderías y charcuterías de toda la vida tienen una presencia casi testimonial.
Valencia no ha quedado fuera de esta tendencia global. La buena climatología y la arraigada “cultura de terraceo” de esta ciudad mediterránea explica el surgimiento en los últimos años de varios mercados al aire libre que se abarrotan los fines de semana, así como otros establecidos en edificios icónicos rehabilitados. Junto a ellos, resisten los mercados clásicos, con sus barras populares que abastecen sus vitrinas con el género fresco que venden las paradas vecinas. En este caso hablamos de bares ajenos a los dictados del diseño, las tapas de autor y las fotos de Instagram.
Mercado Central de Valencia
Además de ser una de las joyas del modernismo arquitectónico valenciano, el Mercado Central es un lugar estupendo para comenzar el día con un buen almuerzo o para tapear por sus alrededores de la plaza de Ciudad de Brujas, donde se encuentra ubicado. En el interior del mercado se encuentra Central Bar, la popular barra del chef Ricard Camarena, donde puedes probar su reconocida ensaladilla rusa, unas sabrosas croquetas de pollo rustido o una ración de oreja de cerdo a la plancha con mojo picón. Por supuesto, también tiene bocadillos; el Mary, de sepia y alioli es nuestro preferido.
Si quieres culminar el tentempié con un café de especialidad estupendo, dirígete a la barra de Retrogusto, ubicada también dentro de las instalaciones del mercado. Ambos establecimientos abren de lunes a sábado de 7 de la mañana a 15 horas. Tanto dentro como en los alrededores del mercado hay bares con mucha solera como el Sorolla y el Boatella Tapas, que tienen siempre mucho ambiente y son perfectos para iniciar una ruta de cañas y tapas por el centro un sábado o un domingo por la mañana.
Municipal del Cabanyal
Otro de los mercados de toda la vida donde se puede comer muy bien es el de El Cabanyal (Carrer del Marí Sirera), el más importante de los Poblados Marítimos. En su interior encontramos el Bar El Mercado, dotado también de terraza, que es una opción muy recomendable para darse un homenaje en forma de esmorzaret. Tienen hasta 18 especialidades de croquetas diferentes y presumen de ser especialistas en café cremaet. En su vitrina, todo entra por los ojos.
Mercado de Rojas Clemente
Como decíamos, una no siempre está para mercados de postal y bares con sello de autor. Muchas veces el cuerpo te pide locales comunes y corrientes, cuyo único secreto es servir comida casera elaborada con productos frescos del mercado y a precios asequibles. Uno de esos bares es el de Rojas Clemente (Plaza de Rojas Clemente, s/n), muy apreciado en la ciudad por sus almuerzos y menús de mediodía. Allí coincidirás entre semana con trabajadores de toda condición.
Es un buen sitio donde pedir un bocadillo de calamares, pero también puedes apostar por guisos autóctonos como el de sang amb ceba (sangre y cebolla). De postre, pide torrijas y no fallarás.
Mercader
Al final de la avenida Blasco Ibáñez, justo en el punto de entrada al barrio de El Cabanyal-Canyamelar, se encuentra Mercader (Joan Mercader, 16). En su escaso año de vida, este mercado gastronómico se ha convertido en uno de los puntos de encuentro más concurridos de la ciudad, de la mañana a la noche. Ayuda a ello el enorme atractivo del lugar, que parece como una pequeña aldea cerrada por muros, en cuyo interior hay un jardín y dos naves industriales cuidadosamente rehabilitadas para conservar el espíritu de su antiguo uso como tonelería.
Digamos que es un espacio con encanto industrial-chic, pensado para que deambules de puesto en puesto y después consumas la comida acodado en la primera barra libre que pilles o en alguna de las mesas de la terraza-jardín.
En Mercader tienen puesto de venta reconocidos hosteleros valencianos como Román Navarro (propietario a su vez de la reputada taberna Anyora), cuya parada de “tapas de autor”, Tonyina Bar, tiene platillos muy ricas como los torreznos a la brava o el bimi frito con romesco. Alfonso García -propietario de otros establecimientos del Cabanyal de los que ha hemos hablado en otras ocasiones, como La Aldeana 1927-, que aquí ha montado Aldeaneta, una versión más sencilla de su bar matriz donde puedes pedir cocas de dacsa típicas de la Marina Alta y bocadillos muy suyos, como el de titaina, sangacho y sardina en aceite. La conocida familia Bianca de pescaderos tiene también un puesto donde te preparan al momento productos recién traídos de su puesto de venta en el Mercado de El Cabanyal. La oferta se completa con un espacio exclusivo para vinos y vermuts y un asador de la mano de Jenkin’s, entre otros.
La Imprenta
En 2023 también abrió sus puertas el Mercado de la Imprenta en una zona muy cercana a la estación del AVE Joaquín Sorolla de Valencia. Concretamente, en la calle de la Mascota, 17. Este amplio espacio de 1.800 metros cuadrados dividido en dos plantas, que durante décadas tuvo un uso industrial, fue sometido a una rehabilitación integral de más de tres años que mantiene algunos elementos originales de la mítica Imprenta Vila, fundada en 1908. Actualmente, es el mercado gastronómico más grande de la ciudad, con un total de 21 puestos especializados: paradas de productos gourmet (charcuterías de calidad, conservas...), freiduría, croquetería barra de sushi, vermutería y más. Hay, eso sí, bastantes franquicias.
Cuenta además con una programación cultural paralela a lo largo del año, con talleres, exposiciones, etcétera. En resumidas cuentas, es un espacio arquitectónico icónico reconvertido en un mercado gastronómico orientado a un espectro de público enorme.
Mercado de Colón
Situado en el barrio de L’Eixample, meca de la burguesía valenciana, el Mercado de Colón es en realidad un multiespacio para la hostelería en el que la presencia de puestos de venta directa es muy escasa, aunque selecta -allí por ejemplo tienen una parada los conocidos charcuteros Manglano-. Desde el punto de vista arquitectónico, el edificio -inaugurado en 1916 y fuertemente influenciado por el modernismo catalán- es espectacular. En la planta que se encuentra al nivel de la calle hay cafeterías cuya única gracia es la de sentarse y disfrutar de la belleza del espacio. Bueno, también es un buen lugar para merendar una horchata de Daniel.
A través de unas escaleras mecánicas, acceder a la planta inferior, cubierta de un mármol frío y una acústica espantosa. Paradójicamente, allí donde el encanto arquitectónico del Mercado de Colón se desvanece, es donde se encuentran las propuestas gastronómicas más potentes. Allí tiene su sede Momiji -que es una de las mejores barras de sushi de la ciudad, dirigida por el chef Diego Laso-; el restaurante de cocina asiática Ma Khin Café, fundado por el cocinero de orígenes birmanos Steve Anderson, así como dos de las propuestas que Ricard Camarena tiene distribuidas por la ciudad: Habitual (cocina mediterránea, con ticket elevado) y Bar X, una propuesta más desenfadada, del que hablaba a fondo Miguel Ayuso en este artículo hace unos meses.
Mercabanyal
Ubicado en pleno corazón del barrio del Cabanyal, Mercabanyal (Eugenia Viñes, 255) también está bendecido por el éxito desde que abrió sus puertas hace unos cinco años. Es un espacio al aire libre amplio y luminoso, con muchos rincones donde enlazar las tapas con las copas y que el día transcurra sin enterarte. Vamos, lo que en Valencia se llama “hacer vida de terraza”.
Las propuestas gastronómicas están concebidas para atraer a un espectro de público muy amplio, desde el juvenil -atraídos sobre todo por la hamburguesería Hundred, que trabajan con carne madurada y causa furor y las pizzas Sorsi e Morsi- hasta familias y grupos de amigos de mediana edad.
Valencia De cerca 4 (Guías De cerca Lonely Planet)
Imágenes | Mercado de la Imprenta - Municipal del Cabanyal - Mercado de Colón - - Mercabanyal - Felivet
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