Ya desde la Edad Media se empezó a domesticar el conejo, que antes se cazaba desde tiempos remotos, ya que es una especie que existe desde la prehistoria. Es una de las grandes desconocidas, la carne de conejo, ya sea de caza o criado en granjas, es una de las mejores por su bajo contenido en grasas y sus proteínas de alto valor biológico. Mientras que muchas personas optan por el pollo en dietas de adelgazamiento, debemos recordar que el conejo es una muy buena opción, por su bajo aporte calórico y en grasas. Además, a nivel culinario es una carne que está deliciosa ya sea cocinada de forma sencilla, a las brasas, o simplemente estofada.
Al ser una carne magra y blanca, su aporte de ácido úrico es menor que el de las carnes rojas, sobre todo si se trata del conejo de granja. Es, por tanto, muy recomendable para personas que tengan elevado el ácido úrico en sangre. Su aporte de sodio es relativamente bajo, por lo que es adecuado también para personas con la tensión arterial elevada. Además nos aporta muchas vitaminas, es la carne que más Vitamina B3 y B12 aporta a nuestra dieta.
Los conejos criados en granja son algo menos sabrosos y de carne más ligera. Lo ideal para cocinarlos es marinarlos algunas horas con especias e hierbas, y algo de vino blanco, si queremos. Así la carne queda con más sabor. Si el animal es muy joven se puede hacer a la plancha o a las brasas, ya que su carne es más tierna. Si no, lo mejor es guisarlo estofado para que sea más fácil de digerir. Os animo a probar esta excelente carne en multitud de recetas. Desde la clásica paella valenciana, que lleva conejo como ingrediente básico, hasta multitud de platos con conejo; al ajillo, a la vinagreta, al tomillo, a la provenzal o una sencilla caldereta de conejo.
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