¿Apuntarse y ya? No, organizar una visita a una bodega requiere de cierta atención para que la experiencia sea verdaderamente productiva.
En primer lugar, deberemos elegir la bodega que queremos visitar. En la Ruta del Vino de Ribera del Duero hay muchas alternativas para concretar una visita exitosa. Encontramos todo tipo de bodegas, desde las de mayor renombre y gran infraestructura, hasta pequeños establecimientos artesanales de legado familiar.
Elige bien
Como mencionamos al hablar de la elección del curso de cata de vinos, podemos guiarnos por la proximidad de una bodega con el pueblo u hotel donde nos alojaremos. En muchos casos, hay hoteles que cuentan con acuerdos especiales con algunas empresas de la zona y ellos mismos se encargan de organizar tu visita.
En otros casos, las mismas bodegas ofrecen también una opción de alojamiento por lo que la inmersión en la cultura del vino será total, a tiempo completo.
Sin embargo, creo más útil poder elegir la bodega en sí misma, por un criterio personal. Si eres fan de un vino Ribera en particular, ¿qué mejor que conocer su cuna y cómo se hace? Si tienes la oportunidad de seguir los pasos del Reserva que sueles tomar en ocasiones especiales, ¿te lo vas a perder? Caminando las instalaciones donde se gesta tu vino preferido, aprenderás a valorarlo aún más, conocerás sus secretos y podrás disfrutarlo con mayor conocimiento. Además, conocerás a sus vinos “hermanos” y ampliarás tu abanico de posibilidades.
También es recomendable elegir una bodega por otros criterios. Por ejemplo, por su sistema de producción, o por su arquitectura. Afortunadamente todas las empresas del sector de la comarca de Ribera del Duero cuentan con excelente información publicada en sus webs, y siempre se complementa con una línea de contacto personal con sus clientes. Esas serán la vías para sacarte alguna duda al momento de concretar la cita.
Recuerda organizar tu visita a bodega con tiempo, para conocer todas las opciones y escoger la más adecuada a lo que buscas.
Dedícale tiempo
Los buenos caldos llevan tiempo y dedicación. Es justo que les dediquemos también el tiempo que se merecen, cuando vamos a visitar su casa. El recorrido por las instalaciones de cualquier bodega te llevará un mínimo de dos horas. Hay mucho por conocer, mucho saber transmitido de generación en generación que debes asimilar con detalle.
Porque el vino está hecho de detalles, gracias a la experiencia y la preparación profesional de los bodegueros.
Además, si eres curioso, verás que el tiempo pasa muy rápido a medida que aprendes los pasos de producción y recorres salas y cavas. Sería ideal finalizar una visita a una bodega con una pequeña cata o, mejor aún, con una degustación de maridaje entre vinos y platos tradicionales. Esta opción alargará tu visita y completará una experiencia de aprendizaje a través de los sentidos.
No te quedes con dudas: ¡Pregunta!
Conocerás la historia de la bodega, visitarás la viña o al menos podrás apreciarla de cerca. Dependiendo de la época del año en que realices la visita, podrás ver el viñedo en su esplendor, próximo a la vendimia o lo verás en reposo, esperando el buen tiempo para brotar.
El recorrido por la bodega suele incluir las mesas de clasificación, las cubas de almacenamiento del mosto, los intrincados y trabajosos trasiegos donde la química natural y los conocimientos de los enólogos van transformándolo en vino.
Tal vez uno de los momento más interesantes de la visita sea el recorrido por las naves donde descansan las barricas. Es el momento de preguntar y aprender sobre maderas nobles y sus aportaciones al vino. ¿Qué diferencia hay entre la maduración en barricas de roble francés o de roble americano? ¿Cuál es la vida útil de una barrica? ¿Cómo se tratan de un uso a otro?
Ya en las cavas donde el vino descansa en botella, surgirán más temas para conversar. Por ejemplo sobre diseño de la botella, el almacenamiento o la cuestión del corcho (¿Natural o sintético? Tema de debate).
Un asunto importante para conocer de primera mano, es el de la etiqueta y de su contraetiqueta. Especialmente ésta última, que es tan única como cada botella y que lleva las medidas de seguridad que identifican a un auténtico vino de la Denominación de Origen. Detalles que cualquier amante del vino apreciará conocer.
El personal de cada bodega nos contará éstos y muchos más detalles con pasión. Esa pasión que nos contagiarán para vivir la cultura del vino en la Ribera del Duero.
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