Nuestro cuerpo y nuestra mente funcionan a través de redes que los conectan. Cuando estamos cansados o nerviosos, el estrés libera sustancias tóxicas en la sangre. La relación entre el aparato digestivo y el nervioso también es muy estrecha, tanto que cuando nos sentimos ansiosos el estómago lo resiente inmediatamente.
Esto se traduce en dificultad a la hora de hacer la digestión, sensación de pesadez después de comer y ardor en la boca del estómago. El estrés como consecuencia de un cuadro de ansiedad también es el culpable de que se acentúen los trastornos de gastritis y las úlceras en el duodeno.
En momentos de extrema tensión, hay quien intenta combatir la ansiedad comiendo. Pero comer de manera desordenada hace daño al organismo. La ansiedad engorda, el exceso de carbohidratos hace que el cuerpo se sature, produciéndose acumulación de grasa lo que, a la larga, puede afectar al sistema cardiovascular.
Cuando el estado de tensión se vuelve muy agudo, el aparato digestivo deja de responder adecuadamente. El estrés se manifiesta con dolor de estómago, diarreas, estreñimiento y vómitos. El conocido como síndrome de intestino irritable - que suelen padecer mujeres jóvenes y activas -, consigue que éstas no quieran comer porque sienten un nudo en la garganta que no les deja tragar.
Cuando esta situación se prolonga en el tiempo, disminuye la cantidad de vitaminas, nutrientes y demás minerales que hay en el cuerpo, haciendo que el organismo se desestabilice.
La reacción de nuestro orgnismo frente al estrés no se cura de un día para otro. El cuerpo se mantiene en estado de alarma, lo que puede provocar un aumento de la concentración de azúcar en sangre, déficit nutricional, cansancio crónico, y aumento de la frecuencia cardiaca.
Cuando trabajamos o vivimos en ambientes conflictivos, que nos estresen y provoquen ansiedad, conviene que hagamos gala de autocontrol, optando por alimentarnos de forma adecuada.
Alimentos que conviene evitar
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Cafeína: Produce la liberación de adrenalina, aumentando de forma directa el estrés. Obstaculiza el metabolismo y provoca aumento de peso. Se encuentra en el café, el té y las gaseosas.
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Alcohol: Aumenta los depósitos grasos en el corazón y afecta el sistema inmunológico. También limita la capacidad del hígado de eliminar toxinas.
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Alimentos salados: La sal aumenta la presión arterial. Importante dejar de agregar más sal de forma sistemática a los alimentos.
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Alimentos grasos: Las grasas estresan el sistema cardiovascular, sobre todo las grasas saturadas.
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Margarina: Los vegetales procesados contienen demasiados ácidos si se consumen en exceso. Esto afecta el colesterol y crece el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas.
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Alimentos picantes: Las especias tiene aceites volátiles que irritan las paredes del estómago. Las comidas demasiado condimentadas pondrán tu digestión a mil.
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Aditivos y conservantes: El organismo se esfuerza más de la cuenta para descomponer este tipo de sustancias. Se gastan de manera innecesaria energías y nutrientes.
Alimentos que nos ayudarán a mejorar
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Apio: Minimiza la presión arterial. Reduce la concentración de las hormonas del estrés, tiene componentes calmantes. Recomendado: Entre 2-3 tallos de apio al día y antes de dormir.
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Arroz integral: Contribuye a liberar sustancias químicas benéficas como la serotonina. Aporta más energía para la actividad diaria. Recomendado: 4 veces a la semana en el almuerzo.
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Col: Tiene antioxidantes como vitaminas A,C y E. Éstos combaten el efecto perjudicial de los radicales libres y mejoran el estado de ánimo.
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Almendras: Su contenido de magnesio favorece la función suprarrenal y el metabolismo de grasas. Las cantidades mínimas de magnesio producen tensión nerviosa e insomnio, entre otras consecuencias.
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Moras: Alto contenido de magnesio y vitamina C. La carencia de esta última hace que te sientas fatigada y estresada.
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Pepino: Refrigera la sangre y el hígado, órgano que ayuda a equilibrar las hormonas, darnos vitalidad y mejorar el ánimo
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Aguacate: Sus 14 minerales regulan las funciones corporales y estimulan el crecimiento. El hierro y el cobre que contiene el aguacate, ayuda a regenerar los glóbulos rojos y previene la anemia.
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