Hay mucho de química orgánica en todo lo que nos rodea que, como es evidente, se puede utilizar a nuestro favor sin ser un premio Nobel. En este caso, hoy hablamos del uso del bicarbonato en las plantas, un elemento que puede hacer mucho bien a nuestro huerto doméstico, ya sea en tiestos o en macetas.
Lo más probable es que tengamos en casa el bicarbonato de sodio, que es su nombre compuesto, para utilizarlo con fines medicinales. Conocido por ser un antiácido, el bicarbonato también puede cumplir con esas mismas funciones al servicio de la jardinería doméstica.
No, no nos referimos a echar bicarbonato en las plantas. Tampoco al uso habitual que se suele dar en casa, más allá de la medicina, como agente limpiador. Disuelto en agua o vinagre se suele usar también para limpiar vidrios o, incluso, dentro del lavavajillas, pues contribuye a pulir y abrillantar.
Lo importante, al menos en lo que nos referimos con el uso del bicarbonato en las plantas, es que vamos a tener a un aliado contra la acidez, aunque un poco a su manera.
Para qué sirve el bicarbonato en las plantas
Insistimos en que no hay que añadir el bicarbonato de sodio en su presentación sólida en las macetas. Habrá que partir de una dilución de bicarbonato en agua, pero no adelantemos acontecimientos.
Al ser un producto alcalino, el bicarbonato reduce la acidez. En este caso, lo que nos interesa es que puede ser un buen fungicida en determinadas plantas, además de insecticida. Parte del secreto está en que, al corregir esa acidez que puede favorecer el desarrollo de ciertos hongos, el bicarbonato debidamente utilizado puede contribuir a acabar con la plaga.
No esperemos milagros, ¡ojo! El bicarbonato es un fungicida de corto espectro que ha demostrado su uso, como demuestran varias investigaciones. La cuestión es que en casa también podemos utilizarlo a pequeña escala.
En este caso, lo que se recomienda para usar el bicarbonato de sodio como fungicida es disolver una pequeña cantidad (alrededor de una cucharada de café rasa) en un litro de agua, procurando que el producto se disuelva por completo.
Luego, con un pulverizador, distribuir el agua por las hojas de la planta en cuestión, ya que permite atacar a hongos como el oídio y el mildiu, dos de los más frecuentes en las plantas domésticas, tal y como explica este estudio.
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