Es hora de ayudar a tu lavanda a estar llena de flores la próxima temporada

Así se puede actuar sobre esta preciosa planta morada que tanto llena el aire con sus aromas en primavera

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No hay duda: la lavanda es una planta apreciada en jardines y terrazas por su fragancia y belleza, pero a menudo muchos jardineros amateurs se encuentran con que sus plantas, las que tienen en casa, no florecen tanto como esperaban.

Sin embargo, existen técnicas simples y eficaces que pueden ayudar a que la lavanda crezca llena de flores en la próxima temporada. Estas estrategias, utilizadas por jardineros experimentados, buscan optimizar las condiciones de la planta para estimular una floración abundante.

Uno de los trucos más importantes para lograr una lavanda llena de flores es la poda adecuada en el momento correcto. Los expertos recomiendan realizar una poda después de la temporada de floración, recortando aproximadamente un tercio de la planta, en una poda bastante drástica.

Esto no solo ayuda a darle forma, sino que también potencia el crecimiento de nuevos brotes que florecerán en la siguiente estación. Es clave evitar cortar el tallo leñoso, ya que hacerlo podría afectar su capacidad de crecimiento.

A pleno sol

La ubicación de la lavanda también juega un papel fundamental en su salud y desarrollo. La planta requiere sol directo durante al menos seis horas al día, ya que es originaria de regiones mediterráneas de clima cálido y seco.

Colocarla en un lugar sombreado puede limitar su capacidad de florecer, mientras que una exposición óptima al sol asegura que la planta reciba la energía que necesita para producir sus característicos y olorosos ramilletes morados.

No encharcar la planta

El riego moderado es otro aspecto esencial, ya que el exceso de agua es uno de los errores más comunes al cuidar la lavanda. Esta planta prefiere suelos bien drenados y no tolera el encharcamiento, pues es una planta más bien de secano.

Lo ideal es dejar que el suelo se seque entre riegos para evitar que las raíces se pudran. En climas húmedos o lluviosos, es recomendable reducir la frecuencia de riego y, de ser posible, ubicarla en una zona con buena ventilación.

El uso de un sustrato adecuado también es importante. La lavanda prospera en suelos ligeros, con buen drenaje y ligeramente alcalinos. Para mejorar la calidad del sustrato, los jardineros suelen agregar arena o gravilla, lo cual ayuda a evitar el exceso de humedad.

Un suelo con estas características fomenta el crecimiento sano de las raíces y permite que la planta obtenga los nutrientes necesarios para florecer.

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Con estos cuidados, la lavanda puede convertirse en una planta protagonista en cualquier jardín o terraza, llenando el ambiente de su fragancia relajante y sus preciosas flores.Foto | David Bartus

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