Llevar gafas es una lata en muchas situaciones cotidianas. Ya lo comprobamos cuando la pandemia nos obligó a llevar mascarilla y el mero hecho de cocinar en casa nos lo recuerda cada vez que se nos empañan al destapar una olla o abrir el horno. Los cristales atraen las manchas de grasa y líquidos como si fueran imanes y es fácil que intentemos limpiarlos con lo primero que tengamos a mano, sin darnos cuenta de que podríamos estar dañándolos.
Olvida los trucos mágicos que abundan por redes prometiendo resultados infalibles con papel de cocina, detergente lavavajillas o una inútil mezcla de vinagre y bicarbonato. Huye también de los trapos de cocina, las servilletas, el alcohol o los limpiadores de vidrio y cristal. Y ni se te ocurra recurrir a pañuelos de papel o tu propia ropa. Todos estos recursos están totalmente desaconsejados para limpiar los cristales de las gafas, salvo que no te importe estropearlos.
Solo hay que echar un vistazo a los consejos de limpieza que comparten fabricantes, ópticas y especialistas. De acuerdo, todos te sugieren adquirir un limpiador específico, el típico en pulverizador o toallitas de un solo uso, kits de limpieza o gamuzas; obviamente querrán que compres sus productos, pero todos coinciden en desaconsejar los métodos de limpieza que acabamos de mencionar para proteger tus valiosos cristales y también las monturas. Además, no hace falta ningún limpiador especial para dejar las gafas impolutas.
Me temo que habrá que salir de la cocina si se nos manchan mientras estamos cocinando, salvo que tengamos en algún cajón o rincón jabón neutro líquido o en gel, el típico jabón de manos sencillo. No, repetimos, el detergente lavavajillas no sirve: suelen incluir componentes muy ácidos y agresivos con las delicadas lentes, por mucho que el envase asegure que no daña la vajilla. Una copa de cristal, por muy delicada que sea, no es igual a unas gafas de visión.
Lo más efectivo y seguro es enjuagar las gafas enteras con agua templada, nunca muy caliente, siempre lavándote bien las manos antes. A continuación, echa una gota pequeña de jabón neutro en cada cristal, y frota con suavidad por toda la superficie, delante y detrás, limpiando también la montura y cada recoveco. Vuelve a enjuagarlas bajo el grifo para retirar el jabón.
Para secarlas, nada de piezas de ropa, trapos o papel. Usa, si puedes, una gamuza de gafas o una toalla de microfibra. Si no tienes, opta por un paño o toalla suave y limpia que no suelte pelusa, preferiblemente que no haya sido tratada con suavizante ni productos para secado o planchado. Cuantos menos químicos tenga la tela, mejor. Seca los cristales con suavidad, mediante movimientos de lado a lado, no circulares.
Recuerda que a menudo las gafas se manchan porque las tocamos demasiado con nuestras propias manos, algo fatídico si estamos en plena actividad culinaria; intenta no manosearlas mucho y procura mantener siempre una buena higiene de las manos -la seguridad alimentaria también te lo agradecerá-. Pero si tiendes a tenerlas sucias con frecuencia, considera tener siempre en la cocina un envase de jabón neutro junto con una gamuza de microfibra.
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Solo así te asegurarás de llevar un correcto mantenimiento de las lentes sin rayar los cristales, que a veces también llevar un recubrimiento especial antirreflectante o protector contra rayos UVA, muy sensible a productos como el lavavajillas o el alcohol. Las gafas no son precisamente baratas, cuanto más tiempo nos duren, mejor.
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