La rana en la gastronomía

La rana en la gastronomía
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Si hablo de cocina puedo decir, no con orgullo, que hay unas cuantas cosas que no he probado nunca y creo que no probaré, por lo menos conscientemente. Una de esas cosas son las ancas de rana, me ha dicho montones de veces que están muy ricas, que se comen desde antiguo y además estoy convencida que millones de franceses no puede estar equivocados, pero no lo puedo evitar, que no me entran y no me entran.

En un intento por racionalizar esta aversión mía por el animalito en cuestión, he llegado a estudiar un poco sobre ellas y de cómo se pueden cocinar. Con el tiempo he aprendido algunas cosas sobre el papel de la rana en la gastronomía. Por ejemplo que la rana es un batracio que crece en lugares húmedos, aguas tranquilas y estancadas. Sólo se aprovechan las ancas.

Ya en la edad media era un manjar muy apreciado y alcanzaba su máxima popularidad en época de cuaresma. De las distintas especias que existen en Europa la más sabrosa es la verde con tres franjas oscuras en el dorso. Las primeras recetas documentadas de ancas de rana aparecen en 1846, en Le Ménagier de París, un tratado de la vida doméstica, con una serie de consejos dados a una ama de casa medieval de Francia con el objeto de agradar a sus invitados con recetas de cocina.

Su carne es de sabor fino y suave, necesita ser bien sazonada. Lo habitual es encontrarlas en el supermercado congeladas. Suelen venir importadas de Cuba o de Estados Unidos. Las que encontramos de gran tamaño proceden de las llamadas ranas-toro, que son bastante más insípidas que las pequeñas.

Son un plato muy apreciado en Francia, Alemania, España Italia, China, Grecia y EE.UU, sin embargo a los británicos les produce asco.

Existen multitud de formas de presentación y preparación, como por ejemplo en blanqueta, a la crema, a las finas hierbas, en sopa, frita o salteada, con ajo y perejil, en tortilla y en muselina.

En fin, como se puede ver, alguna que otra cosa he aprendido sobre el animal en cuestión, para quitarle hierro al asusto, pero nada yo sigo igual, que no y que no.

Foto | kimberlykv
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