Durante mis años de infancia, me gané a pulso el apodo de "monstruo de las galletas". Las cajas de galletas duraban muy poco en mi presencia y los rulos de galleta María caían enteros de una sentada. Lamentablemente, ahora no puedo permitirme esos homenajes pero, de vez en cuando, me doy algún capricho casero como estas galletas de natillas y chocolate blanco.
Levantarme temprano en fin de semana y meterme en faena en la cocina es algo que disfruto profundamente. Me gusta tener la cocina para mí sola, encender el horno y dejarme llevar por los aromas que desprende aquello que en él ande cociéndose. Generalmente horneo bizcochos para el desayuno, pero este fin de semana le ha tocado el turno a las galletas. Infinitamente más fáciles y rápidas de preparar. Todo un peligro.
Comenzamos pre-calentando el horno, arriba y abajo, a 180 ºC, si es convencional, o a 160 ºC, si es de aire. También preparamos las bandejas en las que hornearemos nuestras galletas, cubriéndolas de papel sulfurizado. Así lo tendremos todo listo para cuando nuestra masa esté preparada, para lo que tardaremos unos 15 minutos aproximadamente.
Para preparar la masa, elegimos un recipiente hondo y batimos, con unas varillas eléctricas, la mantequilla y el azúcar hasta que la mezcla adquiera una consistencia cremosa y ligera. A continuación, añadimos el huevo, ligeramente batido, y el extracto de vainilla. Mezclamos bien hasta incorporar.
Colocamos la harina, las natillas en polvo y la levadura química (lo que conocemos popularmente como levadura Royal) sobre una superficie de trabajo limpia. Hacemos un hueco en el centro, a modo de volcán, y vertemos en él la mezcla anterior junto con el chocolate blanco, que habremos troceado finamente. Amasamos hasta homogeneizar.
Tomamos pequeñas porciones de masa y hacemos bolitas con ellas. Las colocamos sobre las bandejas de horno cubiertas con papel sulfurizado, dejando separación entre unas y otras para evitar que, con el calor se expandan y se peguen unas a otras. Horneamos durante 10 minutos (aproximadamente), o hasta que observemos que comienzan a dorarse. Retiramos las bandejas del horno y dejamos que las galletas se atemperen antes de manipularlas.
Con qué acompañar las galletas de natillas y chocolate blanco
Estas galletas de natillas y chocolate blanco son un bocado perfecto con el que acompañar un café de sobremesa o un té de media tarde, aunque ¿por qué limitarnos a esos momentos para disfrutarlas?. Están tan ricas que los vuestros buscarán mil excusas para disfrutarlas. Palabrita.