Cuando estamos en temporada de cítricos tengo el problema de que suelo devorar la fruta al natural antes de tener tiempo de cocinar con ella. Afortunadamente tenía la despensa bien llena cuando me decidí a hornear estas galletas glaseadas de naranja y copos de avena, perfectas para una tarde fría o lluviosa. Además de zumo natural el sabor se potencia con el toque de la naranja confitada.
Siempre me ha gustado mucho la textura que proporcionan a las galletas y bizcochos los copos de avena, además hace los dulces nutricionalmente más interesantes. La masa en sí de estas pastas no es muy dulce, ya que después se coronan con un sencillo glaseado, y si quisiéramos prescindir de él podríamos picar la naranja confitada y mezclarla directamente con los demás ingredientes.
Mezclar en un recipiente amplio la harina con la levadura, la sal y los copos de avena. Aparte, en un cuenco, frotar los azúcares con la ralladura de naranja hasta liberar sus aceites. Añadir la mantequilla, las yemas de huevo y el zumo, y batir bien. Incorporar a los ingredientes secos y trabajar hasta tener una masa homogénea.
Dividir en dos porciones. Disponer sobre la mesa un buen trozo de papel film, colocar una de las mitades y dar forma de cilindro de 2-3 cm de diámetro. Envolver, repetir con el resto de masa y llevar a la nevera durante al menos dos horas.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar unas bandejas. Sacar uno de los cilindros y cortar con cuidado porciones de 1-1,5 cm de grosor. No tienen que quedar perfectas, es más fácil si se humedece el cuchillo y luego se les puede arreglar la forma con las manos. Distribuir en las bandejas, ligeramente separadas, y hornear durante unos 10-15 minutos.
Dejar que se enfríen completamente sobre una rejilla. Para decorar, mezclar el azúcar glasé tamizado con suficiente zumo de naranja para tener un glaseado espeso. Pintar las galletas con ayuda de un pincel de repostería y colocar encima unas porciones de naranja confitada picada. Dejar que se sequen por completo antes de guardar.
Con qué acompañar las galletas
Las galletas glaseadas de naranja y copos de avena se pueden guardar durante varios días en un recipiente hermético sin ningún problema. Son un bocado muy rico para tomar de postre, con el café o a la hora de la merienda, incluso en el desayuno. Hay que procurar que el glaseado esté totalmente seco antes de guardarlas, para que se peguen entre sí.