He vuelto a caer en la tentación. Por más que siempre defenderé las torrijas tradicionales, y haya jurado odio eterno a la torrija moderna, la idea de hacer unas torrijas de vermú, unas torrijas solo para adultos me venía rondando de hace tiempo. Tenía la intención de hacer una torrija que tuviera toques amargos frente al dulzor empalagoso de las torrijas más tradicionales.
En este caso he preparado las torrijas sumergiendo el pan en una reducción de vermú con azúcar, - una especie de almíbar de vermú con el que impregnar el pan de torrijas para que empape bien-. Después de pasar las torrijas por huevo y freírlas, rematé la receta con un espolvoreado de cáscara de naranja y azúcar para la presentación final. El resultado es una torrija sorprendente, ideal para adultos que no dejará a nadie indiferente.
Comenzamos cortando las rebanadas de pan de torrijas y dejándolas a temperatura ambiente durante una hora para que el pan esté más "correoso" y absorba más líquido durante el remojo que le daremos después.
Mientras, reducimos el vermú con el azúcar y las tiras de cáscara de naranja en un cazo, removiendo de vez en cuando y dejando que la mezcla espese ligeramente, convirtiéndose en un almíbar con potente sabor. Dejamos que temple y ponemos las rebanadas en remojo durante unos 15 minutos, dándoles la vuelta varias veces.
Una vez bien empapado el pan, lo escurrimos y lo pasamos por huevo batido. A continuación freímos las torrijas en aceite abundante, escurriendo el exceso de grasa en papel absorbente. Rallamos cáscara de naranja con un microplane o un rallador muy fino y lo mezclamos con azúcar removiendo para que se impregne.
Reducimos el vermú especiado que nos sobró del remojo, dejando que espese para poder usarlo como salsa. Presentamos las torrijas de vermú espolvoreadas con el azúcar de naranja decorando con unos hilos de cáscara de naranja y una línea trazada con la reducción de vermú.
Con qué acompañar las torrijas de vermú
Las torrijas de vermú son una alternativa diferente a las clásicas torrijas de vino o almíbar. Su peculiar sabor con las notas especiadas del vermú y sus toques amargos, contrasta muy bien con el resto de los ingredientes y el resultado es una torrija solo para adultos, reservada para ocasiones especiales. Lo ideal es servirlas de postre tras un aperitivo largo...
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