Súper tiernos, así puedo definir a estos whoopies de cacao y vainilla. Estos bocaditos mucho más fáciles de hacer que otro tipo de pastel quedan perfectos para acompañar un café de media tarde, y por qué no, para ir robándolos poco a poco de la bandeja hasta que desaparezcan. No os dejéis engañar por su aspecto parecido a un macaron, para nada tienen la dificultad de esos dulces franceses, son simplemente una masa abizcochada rellena a nuestro gusto.
Si os estáis preguntando por el origen de estos pastelitos, os diré que proceden de Pensilvania y eran preparados por las mujeres amish para aprovechar restos de masa de otras preparaciones, sirviéndolos como un postre para que sus maridos tomaran al salir del trabajo y sus hijos llevaran a la escuela. Se cree que su nombre se debe a la expresión ¡whoopie! que los pequeños gritaban de alegría cuando los veían.
En un bol comenzaremos batiendo la mantequilla a temperatura ambiente junto con el azúcar hasta que doble su volumen y veamos la mezcla blanquecina. En este momento añadimos el huevo batido y lo incorporamos hasta mezclarlo con el resto de los ingredientes. Precalentar el horno a 180ºC y preparar dos placas de horno con papel pergamino resistente al calor.
En otro bol mezclar la harina, el cacao en polvo, la levadura en polvo, el bicarbonato y la pizca de sal. Ir añadiendo los ingredientes secos en la mezcla anterior alternándolos con la leche, en tres veces. Metemos la mezcla en una manga pastelera con boquilla lisa o simplemente cortándole la punta 1 cm. Iremos haciendo círculos de masa del mismo tamaño, de unos 4 cm de diámetro. Los horneamos 12-15 minutos.
Para preparar el relleno, metemos el queso mascarpone en un bol y batimos durante unos minutos con una batidora de varillas añadiéndole el azúcar glas y la vainilla. Tenemos que obtener una crema espesa. La metemos en otra manga pastelera y vamos rellenando nuestros whoopies uniendo dos de cada vez.
Con qué acompañar los whoopies
Los whoopies de cacao y vainilla son unos pastelitos para consumir en uno o dos días a lo sumo. Si no los vais a tomar el día que se han preparado, como llevan el queso fresco, se recomiendan meter en una zona de la nevera bien tapados donde no haga excesivo frío para que no se sequen. Si nunca los habéis probado creo que os van a encantar, tanto a los niños como a los mayores, y como es lógico podéis rellenarlos de la crema o ganache que más os guste.
En Directo al Paladar | Tarta de manzana americana: la clásica 'apple pie' que volvía loco al Oso Yogui
En Directo al Paladar | Whoopies rellenos de chocolate: receta fácil para las tardes de horno navideñas