El jengibre fresco es una raíz muy versátil y se valora tanto en la cocina como en la medicina. Se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, digestivas y estimulantes para el sistema inmunológico. Se utiliza tanto en platos dulces como salados, para preparar bebidas y remedios caseros como la infusión de jengibre que ayuda a la garganta irritada.
En su estado natural y fresco tiene un sabor picante y ligeramente dulce. En las verduras salteadas el jengibre aporta una dosis exótica y picante pero sin exagerar. Similar en las sopas y cremas de verduras, cumple el mismo efecto. Es un ingrediente clave en las salsas asiáticas, como puede ser la salsa teriyaki o la vinagreta de jengibre y curry para condimentar las ensaladas.
Dicho lo anterior, mantener el jengibre fresco puede ser un desafío, ya que tiende a deteriorarse rápidamente si no se almacena adecuadamente. Afortunadamente, existen cuatro formas que nos permiten prolongar su frescura y disfrutar de su sabor por más tiempo.
Cada uno de los métodos tiene sus propias ventajas y desventajas, y la elección dependerá de las necesidades y preferencias. Ya sea para conservar una pequeña dosis de jengibre para un uso diario o una gran cantidad, te presentamos las mejores maneras de conservar el jengibre para mantenerlo fresco y listo para usar.
- La mejor forma de conservar el jengibre a temperatura ambiente es guardándolo en un lugar fresco y oscuro. Envuelto sin pelar en papel de cocina o una servilleta de papel, ayuda a absorber la humedad y prevenir que se pudra. Es fundamental, evitar la luz solar directa y las fuentes de calor, ya que acelerarán el deterioro de la raíz. Dependiendo de las condiciones, puede durar hasta una semana o dos por lo que es ideal para conservar el jengibre de uso diario.
- La nevera es otro lugar para conservar el jengibre fresco por más tiempo. Nuevamente, envuelto sin pelar en papel de cocina o una servilleta de papel ayuda a absorber el exceso de humedad, que es la principal causa de que el jengibre se pudra. Una vez envuelto, guardar en una bolsa de plástico con cierre hermético quitando la mayor cantidad de aire posible antes de sellarlo. Preferentemente guardar en el cajón de verduras que presenta la temperatura y la humedad óptima para mantenerlo fresco.
- El congelador es otro lugar para guardar la raíz y tenerlo siempre a mano. Se debe lavar, secar y pelar la piel con ayuda de una cuchara, y luego cortar en monedas o dejarlo entero para congelar la unidad. Si el jengibre es orgánico, no es necesario pelarlo. Eso si, con el frío puede perder un poco de su textura crujiente, pero su sabor se mantendrá intacto y puede durar hasta 6 meses. En este estado, es bueno para añadir a batidos, infusiones y salsas congelado directamente.
- Combinar el jengibre en aceite vegetal neutro o vinagre de manzana, de arroz o cualquier otro vinagre de tu preferencia, es una alternativa también para prolongar la vida útil y, al mismo tiempo, tener una bebida infusionada. El aceite se impregna con el sabor y aroma del jengibre, para lograr una especie de maceración y, tras eso, se logra un producto con un perfil de sabor totalmente único. El vinagre por su parte, en combinación con el jengibre, logra un sabor agridulce que se destaca por ejemplo en la cocina asiática, especialmente en el sushi. El vinagre puede cambiar ligeramente la textura del jengibre, haciéndolo más suave. Tanto el aceite como el vinagre son excelentes opciones para conservar el jengibre y añadir un toque especial a tus platos.
En el caso del jengibre molido, lo mejor es protegerlo de la humedad, el calor y la luz solar directa. Una despensa o un armario son buenas opciones por ejemplo. Es preferible comprar pequeñas cantidades de jengibre molido y reponerlas con frecuencia, en lugar de comprar grandes cantidades que puedan perder su frescura. Si el jengibre molido pierde su olor tan característico, puede que haya expirado.
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