En general, cuando vamos a restaurantes venezolanos en Madrid, encontramos masas de calidad tirando a baja, frituras grasientas y una carta centrada en arepas y tequeños, que hacen que al salir te sientas algo pesado. Hace unos días, quedé con unos amigos para comer en Janoko, el restaurante que te reconciliará con la cocina venezolana, un local que descubrí en Instagram gracias a su deliciosa tarta de queso con dulce de leche de la que luego os hablaré.
Durante unos años, estuve viviendo en Latinoamérica y tuve ocasión de viajar por el continente y conocer la mayoría de los países de la zona. En esa época descubrí la cocina venezolana, que hasta ahora en nuestro país no contaba, -en mi opinión-, con buenas representaciones, por lo que he querido recomendaros este restaurante en Madrid.
El Restaurante Janoko
El chef Luis Vivas Arocha, es el cocinero y propietario del restaurante Janoko. Tras aprender las raíces de la cocina popular venezolana, amplió horizontes pasando una temporada en Miami (Florida) desde donde llegó a España, para formarse en la Escuela San Pol de Mar de Barcelona. Después pasó por dos restaurantes en Bilbao: Azurmendi y Mina.
En recuerdo a su época en Bilbao, las servilletas del restaurante están bordadas con el diseño de las clásicas baldosas de la ciudad vasca. Su cocina tiene raíces de la cocina indígena warao, del delta del Orinoco en Venezuela, con el tratamiento de la cocina vasca en cuanto a técnicas y tratamiento de los ingredientes. El resultado es una novedosa forma de redescubrir la cocina venezolana, percibiéndola como una experiencia gastronómica de alto nivel a precios asequibles.
El restaurante Janoko, -en la lengua warao significa Casa-, es una pequeña sala decorada con aire latino sin caer en los excesos, resulta acogedora y familiar, perfecta para disfrutar de una comida bien elaborada y presentada, de la que uno sale satisfecho y sin sensación de pesadez.
La sala la atiende de forma impecable, -casi con excesiva amabilidad-, el sumiller italiano Daniele Toffani, que nos ofrece vinos de muchísima calidad, -en su mayoría novedades para mí- que acompañan a la perfección las creaciones del chef Vivas.
La carta y sus platos
La oferta gastronómica de Janoko no es muy grande, apenas diez platos y dos postres, pero todos y cada uno de los que probé, justifican perfectamente la visita. Para empezar, es imprescindible probar su homenaje a la gilda, que transforma este sencillo aperitivo con toques latinos, al presentarla sobre un platano macho con el toque picante del ají.
Para ir entrando en ambiente venezolano, no os podéis perder tampoco la mini reina de Txangurro, una mezcla de la receta de la reina pepiada venezolana con el clásico vasco. Podría comerme una bandeja de lo ricos que están estos dos aperitivos.
Excelente también el templado de mejillones, una especie de ceviche con leche de coco, aceite de hierbabuena y salicornia acompañado de estos moluscos que se sirve templado, de donde le viene el nombre.
Continuamos con las mollejas de ternera, que sirven empanadas, acompañadas de una duxelle de huitlacoche y espuma de queso Idiazábal. Tiernas y sabrosas, parecen pedir una salsa extra, -tal vez más picante- para resultar perfectas.
Seguimos con la ternera, en este caso la carrillera, servida con jugos negros de asado, y acompañada de un inmejorable puré de apionabo, y ají dulce confitado. Un plato ideal para lucimiento del chef, que deja la carrillera en su punto.
Uno de los platos inolvidables en la carta de Janoko es su coquelet o cuarto trasero de pollo confitado, que presenta con uno de los mejores moles que he probado nunca, -delicioso sabor y perfecto de picante- que acompaña con una hoja de kale frita y crujiente. Imprescindible.
También probamos el rape con salsa verde y sudado de ají, perfecto de punto y con un sabor intenso. Fuera de carta, aunque el chef nos dijo que lo va a lanzar en breve, fue este otro plato que me gustó muchísimo: la arepa de huevo que tenéis sobre esta imagen, una masa deliciosa, fina y crujiente, que envuelve un huevo cocido con la yema líquida, que vale la pena probar.
Postre: tarta de queso y dulce de leche
Sólo por probar esta tarta, -sin duda una de las mejores que he comido nunca y que se basa en la receta de tarta de queso de La Viña agregando el dulce de leche-, ya vale la pena ir a Janoko. Es de tamaño pequeño, ideal para compartir entre dos o tres personas, aunque los amantes de este tipo de postres entre los que me encuentro, podríamos con ella de forma individual.
En serio, dejad sitio para el postre porque merece la pena esta tarta, con ralladura de naranja por encima y de una cremosidad impresionante en el interior. No resulta empalagosa y se presenta acompañada de un helado de haba tonka.
Si queréis, podéis probar también el otro postre venezolano que ofrecen en Janoko, el Negro en camisa, una mezcla de bizcocho de chocolate, con intxaursaltsa o crema vasca de nueces acompañado de helado de turrón.
Datos prácticos:
Dónde: Calle Príncipe de Asturias 5 Madrid
Precio medio: 40 euros
Reservas: 910163222
Web | www.Janoko.es
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