Zaragoza es conocida por su vida social en las calles y bares, pero también por su tapeo informal. Hay un lugar en la capital aragonesa que destaca tanto por su ambiente como por sus deliciosas tapas.
Este es el lugar al que cualquier local llevaría a sus amigos del Erasmus que le visitan después de 10 años de haberse conocido, o al que llevaría a una primera cita para romper el hielo y sentirse siempre acompañado del ambiente maño.
La zona en cuestión es el Tubo, el lugar en el que las tapas y las cañas se funden con el alma de la ciudad, y ofrecen al visitante una experiencia auténtica.
Este emblemático rincón de la ciudad, su corazón de ocio, combina la esencia del tapeo tradicional con un entorno lleno de encanto y vida, convirtiéndose en un punto imprescindible para locales y visitantes.
La gracia de este lugar consiste en que el Tubo no es solo una calle, sino que es un pequeño universo donde el tiempo parece detenerse entre terrazas bulliciosas, fachadas pintorescas y aromas que despiertan el apetito.
@aidalfonso Si vienes a Zaragoza no olvides tomar unas tapas en El Tubo!! #zaragoza #eltubodezaragoza #planeszaragoza #tapas #tapeo #food #spain #aragon
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Cada bar tiene su especialidad, desde croquetas cremosas hasta ensaladas de bacalao o las clásicas raciones de jamón. Es un lugar donde la gastronomía se convierte en una experiencia social y cultural, pero donde importa, sobre todo, la diversión.
Pero no es solo la comida lo que convierte al Tubo en un lugar peculiar. Su arquitectura, con calles estrechas (de ahí su nombre) y encantadoras esquinas, transporta a quienes lo visitan a otro tiempo, el de antes de que todo fuera tan moderno y franquiciado.
Además, en sus terrazas se vive un ambiente vibrante, especialmente al atardecer, cuando el sol tiñe de dorado las fachadas y las risas llenan el aire. Cuando los maños por fin han salido de trabajar y acuden en riadas hasta las mesas de esta calle para tomarse una antes de irse a casa.
Foto | Sebastián Valencia Pineda