San Isidro es el patrono de la ciudad de Madrid, cuya fiesta se celebra el 15 de mayo. Para los más tradicionales es costumbre pasar el día de romería en la Pradera, que se llena de tenderetes de comida, bebida y, por supuesto, toda una variedad de rosquillas del Santo.
Existen varias clases de rosquillas de San Isidro, todas ellas igual de tradicionales. Las tontas son las más simples y su receta es la que traemos hoy; las listas, con cobertura de yema y limón; las de Santa Clara, cubiertas de merengue seco; y, por último, las francesas, adornadas con almendra picada.
Estas rosquillas tontas de San isidro se elaboran con ingredientes clásicos de la repostería española: aceite, anís, harina, azúcar y huevo. Se cuecen en el horno, a temperatura alta, donde se inflan hasta el punto de quedar prácticamente cerradas. Si no las habéis hecho nunca, os animamos a que os pongáis a ello. Tienen un sabor a tradición delicioso.
Introducimos dos de los huevos (reservamos el tercero para pincelar las rosquillas), el azúcar, la sal, el aceite y el licor de anís en un cuenco amplio y profundo. Batimos con unas varillas metálicas a velocidad media durante unos 10 minutos para blanquear la mezcla.
Tamizamos la harina y la levadura química. La agregamos a la mezcla anterior, junto con el anís en grano, y mezclamos hasta obtener una masa homogénea y blandita, que apenas se pegue a los dedos. Si necesitamos añadir más harina, lo hacemos poco a poco hasta lograr el punto.
Dividimos la masa en porciones del tamaño de una nuez y boleamos. Hacemos un agujero en el centro de cada bola, abriéndolo unos dos centímetros aproximadamente. Colocamos las rosquillas en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal.
Batimos el tercer huevo y pincelamos con él cada rosquilla. Introducimos la bandeja en el horno, colocándola en la base (o solera), y cocemos durante 10-12 minutos o hasta que estén bien doradas. Retiramos y dejamos enfriar sobre una rejilla metálica antes de servir.
HISTORIA Y LEYENDA DE SAN ISIDRO
Con qué acompañar las rosquillas "tontas" de San Isidro
Al contrario que rosquillas de anís de sartén, que son esponjosas, tiernas y jugosas, las rosquillas de San Isidro tienen una miga compacta y ligeramente seca. Por eso les viene de maravilla un café con leche o una infusión a su vera.
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