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Cómo compartir la intolerancia a la lactosa

Cómo compartir la intolerancia a la lactosa
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La primera vez que oí hablar de la lactosa fue hace ya unos cuantos años, cuando mi madre regresó con los resultados de unas pruebas y nos dijo que al parecer no podía tomar leche. La verdad es que en ese momento no le di mayor importancia, y simplemente me acostumbré a ver en nuestra nevera un cartón de leche sin lactosa junto a nuestros productos habituales.

Pero poco tiempo después fui yo la que experimenté problemas con la digestión de ciertos alimentos, y finalmente también me diagnosticaron la intolerancia. Como nos ocurre a todos los que nos vemos en la misma situación, me asaltaron miles de dudas, pero pronto me di cuenta de que no era nada grave ni tenía por qué suponer un problema en mi día a día.

Más allá de que uno mismo busque información y experimente qué productos le sientan mejor, hay otra cuestión que considero de la misma importancia: no sólo se trata de aprender a convivir con ella sino también de compartir la intolerancia a la lactosa con los que nos rodean.

En mi casa somos mi madre y yo las que nos ocupamos de cocinar, y aunque la familia temiera en un principio que eso supondría renunciar a algunos de sus platos favoritos, pronto se dieron cuenta de que no tendrían que hacer ningún gran sacrificio en la mesa. El que no podamos consumir leche y otros derivados no nos ha impedido seguir disfrutando de la buena comida; con introducir pequeños cambios es suficiente para que una familia conviva con ello.

Comida familiar

Fuera del ámbito familiar más cercano podemos encontrar reacciones de asombro o incertidumbre, pero me he sorprendido al ver que somos muchas las personas a las que no nos sientan bien los lácteos. De hecho, al compartir experiencias, muchos amigos y conocidos han descubierto el mundo de la alimentación sin lactosa, volviendo a disfrutar del consumo de leche gracias a la gama de opciones alternativas que existen en el mercado.

Por eso me parece importante tomar conciencia de nuestra condición y a la vez hacer partícipes de ella a los que nos rodean. No es necesario exponerla como un problema, sino tratar de normalizarla, como una faceta más de nuestro día a día.

Por suerte, he podido comprobar cómo en los últimos años la sociedad en general ha asimilado la intolerancia a la lactosa. Ya no es algo extraño ni supone una molestia de una minoría, y es que cada vez somos más los que aprendemos los beneficios de vivir sin lactosa, redescubriendo sabores y disfrutando de digestiones ligeras.

Liliana Fuchs

Liliana Fuchs es una joven murciana que se trasladó a Madrid después de licenciarse en Historia de arte. Hace años le detectaron intolerancia a la lactosa pero eso no ha impedido que siga disfrutando de una de sus pasiones, la cocina rica y saludable. Actualmente es editora en Directo al Paladar

Fotos| Tetra Pak| boltron-

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