En las zonas más pobres de Filipinas se está llevando a cabo un proyecto solidario por parte de estudiantes americanos de una Escuela de Tecnología en colaboración con la fundación filipina Myshelter Foundation. El proyecto se llama “un litro de luz”y consiste en obtener luz a partir de botellas recicladas de refrescos y de agua mineral.
Las botellas, rellenas de agua y lejía para evitar el enmohecimiento, se colocan perfectamente ajustadas en un agujero en el tejado como si fueran claraboyas y aseguran “que emiten luz equivalente a una bombilla de 55 vatios de electricidad”. Todo gracias a los rayos del sol, que viajan en vertical a través del envase y al chocar con el líquido generan una refracción horizontal de 360 grados que ilumina toda la habitación.
A este proyecto, que tiene una base sólida, pues ya había comenzado a implantarse en zonas desfavorecidas de Brasil y México poco a poco desde el año 2008, se unen ahora las más de diez mil botellas de refrescos recicladas que penden en los techos de las chabolas de los extrarradios de Manila. Y según el portavoz de la fundación filipina, su objetivo será el llegar a iluminar un millón de casas de su país antes de que finalice el 2012.
Con una tecnología simple, esta bombilla solar que procederá en su totalidad del reciclaje, intentará cubrir parte de las necesidades básicas de las comunidades en desarrollo, puesto que ya solo en Manila existen tres millones de casas sin acceso a la electricidad. Así que cuando acabemos una botella grande de nuestro refresco favorito, siempre podremos pensar en lo qué para nosotros es un rollo reciclar, para otros pueda ser un rayo de luz.
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