No existe ni existirá un sustituto comercial comparable a la nata montada casera. Es imprescindible para decorar postres y bebidas, relleno básico de dulces como el roscón de Reyes o el brazo de gitano, como la crema pastelera; por eso merece la pena el pequeño esfuerzo de prepararla en casa. ¿Sabes cómo hacer nata montada perfecta, dura y estable? Con esta guía paso a paso te quedará siempre impecable.
Me sigue fascinando cómo la nata líquida se transforma casi por arte de magia en una crema densa y suave, cremosa, esponjosa y absolutamente deliciosa. Por supuesto, el proceso no es mágico: intervienen factores como el porcentaje de materia grasa, la temperatura y las leyes de la física. Pero montar nata es muy fácil si se conocen los pasos esenciales y cómo evitar los errores más frecuentes. Montando nata en casa podemos hacer además la crema chantilly casera fácilmente.
Para montar nata necesitaremos 250 gr de nata y 100 gr de azúcar. Realmente el azúcar es una cuestión de gusto. La nata montará con más o menos azúcar indistintamente. Después debemos pensar en como vamos a montar la nata, ¿a mano?, ¿con batidora eléctrica? o ¿con sifón?
¿Qué nata utilizar?
El único elemento realmente imprescindible es la nata líquida para montar. Sí, parece una obviedad, pero nadie nace sabiendo nada de cocina y todos hemos sido novatos alguna vez.
Precisando un poco más, es aconsejable detenerse a leer bien las etiquetas de toda la variedad para montar que encontremos en el supermercado. El sabor es fundamental, así que mejor elegir una marca que nos guste y nos transmite confianza. Además, cuanto mayor porcentaje de grasa, montará mucho mejor y aguantará con más estabilidad.
El mínimo de grasa que necesitamos para montar nata es de un 32%, pero recomiendo buscar marcas que ofrezcan más del 35%, siendo ideal una nata con 38% de materia grasa. Es precisamente esa grasa la que “montará” por la acción de las varillas. No tiene mucho sentido buscar una nata “ligera” o light.
Podemos, eso sí, escoger nata sin lactosa si tenemos intolerancia; hoy en día hay varias marcas que ofrecen esta alternativa. En realidad son productos a los que se añade lactasa para que los intolerantes a la lactosa la podamos digerir, pero a efectos prácticos el resultado es el mismo.
Ingredientes opcionales
A mí no me gusta la nata montada empalagosa y procuro utilizar muy poco azúcar, pero depende del gusto y de cómo vayamos a utilizarla. La nata se puede además aromatizar con diferentes ingredientes, y también tenemos la opción de recurrir a un estabilizante especial que facilitará su manejo.
- Azúcar. El azúcar de grano medio o fino, -tipo caster en la terminología anglosajona- se incorpora mejor que el puro azúcar granulado corriente. Otra opción más fácil es emplear azúcar glasé, tamizado, comercial, pues además incorpora una pequeña cantidad de almidón que facilita su integración. El azúcar vainillado también es una buena alternativa. No recomiendo usar más de 100 g de azúcar por cada 200 ml de nata; mi consejo es empezar incluso con menos. Queremos nata con sabor a nata, no a azúcar.
- Aromas y saborizantes. La esencia o extracto de vainilla líquida da un sabor delicioso a la nata, aunque sea en pequeñas cantidades para introducir un leve matiz. Su aroma además nos permite reducir la cantidad de azúcar para acostumbrar el paladar a un sabor menos dulce. También podemos añadir otros aromas de repostería, aunque es mejor emplear ingredientes naturales. Ralladura fina de naranja, lima o limón, especias molidas, un poquito de licor, cacao en polvo, café instantáneo... Podemos experimentar.
- Estabilizante. Muy corriente en la repostería anglosajona y germana, cada vez es más fácil de encontrar en nuestro país. Se suele vender en pequeños sobres con las cantidades e instrucciones específicas. Se añade a la nata normalmente al principio y no deja ni rastro de sabor, pero ayuda a montarla y a conservar su textura fura y firme durante muchas horas, aguantando incluso uno o dos días sin bajarse.
Otra alternativa para dar un aroma especial a la nata es infusionarla antes del proceso de montarla. Solo hay que calentarla a temperatura baja con una vaina de vainilla, una rama de canela o corteza de limón, sin dejar que hierva, como al hacer crema pastelera o natillas. Después hay que enfriarla muy bien.
Utensilios necesarios
Lo básico es un cuenco de tamaño adecuado y unas varillas. Podemos usar un batidor de varillas manual, batidora de mano con varillas, una amasadora con su accesorio o un robot estilo Thermomix o Magimix Cook Expert.
También se puede hacer con sifón de espumas, mezclando nata y azúcar glasé y dejando enfriar 12 horas antes de introducir la carga de gas; se obtiene una textura diferente, muy suave, pero solo recomendable para servir en el momento ya que pierde estabilidad rápidamente.
La ventaja del batido manual es que nos permite controlar al máximo el proceso, corriendo menos riesgo de sobrebatir la nata. El inconveniente es obvio: tardaremos mucho más y es muy probable que terminemos con dolor de brazo. En teoría, con una buena técnica manual, se logra un montado más estable, aunque yo no he notado diferencias con la batidora.
Salvo que usemos un robot o amasadora con su propio bol, tenemos que escoger un cuenco de buen tamaño para que la nata no se salga cuando empiece a montarse. Recordemos que multiplicará su volumen y necesita espacio. Nos interesa que además sea profundo y con paredes ligeramente rectas para que al principio no salpique demasiado.
En cuanto al material, es mejor elegir un cuenco metálico inoxidable o de vidrio, siempre bien limpios, sin olores extraños, y resistentes.
Cómo montar nata paso a paso
Básicamente hay que batir la nata líquida hasta que esté montada. Pero veamos paso por paso cómo conseguir una nata montada perfecta.
1. Enfriar la nata y los utensilios
El calor será nuestro enemigo para montar la nata. Necesitamos que está muy fría; nada de ponerse a montarla en cuanto volvemos del supermercado. La mantendremos en la parte más fría de la nevera hasta el momento de usarla. También lograremos mejores resultados si hemos enfriado el cuenco y las varillas dejándolos en el congelador, por lo menos, 20-30 minutos.
Un cuenco de metal o vidrio conservará el frío más tiempo que el plástico. Si en nuestra cocina hiciera demasiado calor, podemos trabajar colocando el bol sobre otro recipiente más grande lleno de cubitos de hielo. En cualquier caso, hay que alejarse de fuentes de calor como los fuegos o el horno, en el caso de que estuvieran en marcha.
Si la nevera no enfría mucho podemos dejarla la nata unos 5-10 minutos en el congelador. Pero ojo, mucho cuidado con olvidarla dentro demasiado tiempo o corremos el riesgo de que se congele.
2. Empezar a batir
Agitaremos muy bien el brick o bricks de nata antes de abrirlos y verter todo el contenido en el cuenco, estrujando muy bien por si la grasa más densa se quedara atrapada en una esquina. Yo prefiero cortar un extremo con tijeras para tener una abertura grande y vaciarlos por completo.
Si usamos estabilizante y así lo indica el fabricante, probablemente tendremos que añadirlo también en este punto. Todavía no echaremos nada de azúcar ni aromas.
Empezaremos a batir a velocidad media con la batidora de varillas, o a mano, con movimientos envolventes, regulares y enérgicos, pero sin forzar demasiado. Al principio parece que no ocurre nada pero poco a poco la nata va llenándose de burbujas y adquiriendo mayor densidad.
3. Continuar batiendo hasta semimontarla y añadir azúcar
Subiendo la velocidad de la batidora a una potencia media-alta, pronto la nata estará parcialmente montada. Es decir, habrá crecido y estará esponjosa, pero sin formar “picos” duros al separar las varillas. Algo así como espuma de jabón.
Es el momento de añadir el azúcar, poco a poco. Si utilizamos azúcar glasé, siempre hay que tamizarlo bien primero. Continuamos batiendo para incorporarlo; probamos el punto de dulzor y añadimos un poco más si fuera necesario.
4. Aromatizar al final
Con el azúcar incorporado y la nata ya casi montada del todo, podemos añadir aromas y otros saborizantes. Tal y como comenté más arriba, un buen extracto de vainilla casa a la perfección con la nata montada. También podemos usar un molinillo de vaina natural o agregar directamente el interior de una vaina.
5. Batir lo justo hasta tener picos duros
La última fase del batido hay que controlarla con cuidado para no terminar sobrebatiendo la nata. Si nos pasamos se nos cortará, separándose la grasa del suero. Así es como se elabora la mantequilla, pero ya no podremos usarla para servir nata montada.
Este riesgo es más habitual cuando usamos un robot potente y lo dejamos solo batiendo a alta velocidad, pero menos frecuente si usamos un batidor manual o batidora de varillas de mano. En el momento en el que la nata forma picos duros y no se cae al darle la vuelta al cuenco, podemos parar.
6. Uso y conservación
Ya podemos emplear la nata para lo que nos apetezca: rellenar el roscón de Reyes o una tarta, decorar un pastel, cubrir las capas de un bizcocho, coronar copas de helado, preparar café vienés o irlandés, servir fresas con nata, montar un triffle o vasos de postre, etc.
Si la hemos montado correctamente podemos lucirnos con la decoración usando una manga pastelera, de boquilla lisa o rizada. También podemos guardarla en un recipiente hermético en la nevera durante uno o dos días.
Recetas de dulces y postres con nata montada
- Brazo de gitano
- Victoria Sponge Cake
- Postre pijama
- Roscón de Reyes de hojaldre
- Santa Claus de fresas con nata
- Tarta Pavlova clásica
- Mini pavlovas con lemon curd y frutos del bosque
- Corona de Navidad con frutos rojos
- Tronco de Navidad Selva Negra
- Vasitos de plátano y dulce de leche
- Tortitas americanas con nata
- Pumpkin spice latte, café de calabaza
- Donnoli
- Banoffee en vaso
Fotos | iStock - Pixabay
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