Sin pretender alabar los posibles beneficios de la dieta crudivegana, lo cierto es que hay recetas que siguen sus preceptos que son ideales para el verano. Esta ensalada, perfecta para servir como guarnición o entrante, tiene a la zanahoria como protagonista absoluta, demostrando que es más que digna de levantar un plato sabrosísimo por sí sola.
La única dificultad, por así decirlo, que presenta es la de obtener las cintas o tiras de la hortaliza, pero tan solo necesitamos una mandolina o, más fácil aún, un pelador manual de Y que sea de calidad decente. Es lo que hemos usado nosotros, para no complicarnos mucho, y casi nos gusta más porque así obtenemos cintas de tamaños diferentes. El juego de texturas es parte de la clave de la receta, y la otra es el aliño.
Como ya hemos visto en recetas como la crema fría de zanahoria de Arguiñano, el comino es una especia que comibina a las mil maravillas con esta verdura. El autor original recomienda tostar el comino primero y luego macharlo groseramente a mortero, y no podemos más que darle la razón. Además hemos añadido una parte de alcaravea, que también le va muy bien.
Tostar en una sartén sin aceite las semillas de comino y alcaravea hasta que suelten su aroma, removiendo con cuidado de que no se quemen. Es un paso opcional, pero muy recomendable. Cuando se enfríen, machacar en un mortero dejando piezas más enteras y otras más molidas, o usar un molinillo. Alternativamente, usar comino molido.
Sacar las cintas de las zanahorias lavadas, retirando primero una capa ligera de piel, con un pelador manual o una mandolina, procurando que salgan muy finas pero sin importar el tamaño o que no salgan perfectas. Disponer en una fuente. Cuando no se puedan sacar más tiras, guardar la zanahoria sobrante para otra receta, un caldo o crema.
Emulsionar el aceite de oliva con el sirope o miel, el vinagre, un chorrito de zumo de limón, las semillas machacadas y un poco de pimienta y sal. Echar sobre las zanahorias y remover muy bien con las manos limpias. Tapar y dejar reposar en la nevera al menos 15 minutos.
Si se deja más tiempo, remover de vez en cuando hasta servir. Se pondrán más tiernas y suaves a medida que pasen las horas, incluso se puede preparar la víspera. Mezclar con el cilantro lavado picado y ralladura de limón antes de servir, y más sal y pimienta al gusto.
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Con qué acompañar la ensalada crudivegana de zanahoria
Crujiente, refrescante y ligera, esta ensalada de zanahoria podemos tomarla como primer plato o entrante de cualquier comida o cena, que nos sentará de maravilla en días más cálidos. Funciona muy bien como guarnición de barbacoas, asados y platos a la plancha, tanto con carnes como con pescados o proteínas vegetales. Podríamos formar un plato compuesto más completo añadiendo una ración de legumbres, un huevo cocido o escalfado, aguacate o frutos secos.
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