Preparar un plato de cuchara con la tranquilidad de saber que todos lo van a disfrutar es una sensación estupenda cuando estás en la cocina. Por eso me encanta hacer esta crema de calabacín con cebolla caramelizada y manzana que nos enseñó mi hermana María, ya que siempre gusta a todos en casa. Como sale bastante cantidad, guardamos las sobras para tomar un cuenco calentito cuando nos apetecen cenas reconfortantes y ligeras.
En esta crema, lo esencial es hacer bien el proceso de caramelización de la cebolla, en sus propios azúcares y utilizar una manzana verde y ácida, que le da el toque especial de frescor a este plato original y sabroso, que seguro que también triunfará en vuestras casas.
Para preparar esta crema, tenemos que ir haciendo los procesos paso a paso, para que cada ingrediente esté en su punto y pueda aportar el sabor exacto que buscamos. Comenzamos con la cebolla que picamos en brunoise y dejamos pochar a fuego muy lento hasta que se caramelice. Recordad los trucos que os dábamos aquí para conseguir caramelizar la cebolla en sus propios azúcares en poco tiempo.
Mientras se carameliza la cebolla, pelamos los calabacines y los troceamos, haciendo más tarde la misma operación con la patata y la manzana, para evitar que se oxiden. Cuando la cebolla está comenzando a tostarse, vamos incorporando primero los calabacines, dejando que se rehoguen durante unos 2 o tres minutos para continuar con la patata.
Tras unos cinco minutos, añadimos agua suficiente para cubrir (unos 400 ml) y la patata troceada, poniendo todo a cocer durante unos 15 minutos, hasta que la patata esté casi cocida. En ese momento, incorporamos la manzana y dejamos cocinar otros cinco minutos, procediendo a triturar hasta obtener una crema de sabor intenso. Si tenéis Thermomix, podéis hacer todo el proceso en la máquina.
Con qué acompañar la crema de calabacín con cebolla caramelizada y manzana ácida
La crema de calabacín con cebolla caramelizada y manzana ácida está deliciosa ya que cada cucharada nos aporta una textura cremosa, el sabor intenso de la cebolla caramelizada y el frescor que aporta la manzana. Podéis servirla con copos de cebolla crujiente, o con unas perlas de manzana y jengibre y un hilo de semillas de sésamo para aportar contrastes. Le va muy bien el vino blanco tipo verdejo por los toques frutales que combinan perfectamente con la manzana. ¡Buen provecho!
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