Las tablas de cortar son elementos esenciales en cualquier cocina con algo de movimiento, pues el procesado más básico de los alimentos pasa por estos accesorios pensados para proteger la encimera de los cortes y muescas.
Ahora bien, son las propias tablas las que se llevan la peor parte y que, sin comerlo ni beberlo, terminan rayadas y sin ninguna gracia de las que tenían cuando las estrenamos.
Sin embargo, esto tiene solución con un pequeño tratamiento muy fácil y económico de hacer, en una tarea viral por su sorprendente facilidad.
Lo primero es limpiarlas correctamente y tomar precauciones orientadas a mejorar su mantenimiento: no hay que dejarlas nunca sumergidas en agua para evitar que esta se cuele en sus poros y las destroce desde dentro.
Tampoco hay que dejar las tablas sucias con alimentos cortados en su superficie, pues igualmente estos y sus juhgos van a ir colándose por los poros y estropearán su interior.
El poder de las nueces
En cuanto a la superficie, el truco del que todo el mundo habla, incluida La Ordenatriz, experta en hacks de limpieza, pasa por una sencilla nuez.
Con media porción de este fruto seco, tras haber limpiado y secado la tabla, hay que pasarla por encima de las rayas. Sus aceites naturales irán reparando las fisuras, arañazos e imperfecciones y su fibra las irá rellenándolos de una forma sorprendente.
Este gesto devolverá la vitalidad perdida de la tabla. Habrá que rematar el trabajo frotando con un algodón o paño de microfibra.
Foto | Tugay aydın
En DAP | La solución sencilla, aunque eficaz para tener siempre a mano el estropajo y la bayeta