Cocinar va unido a nuestra historia desde que existimos. Por buscar alimentos, el hombre antiguo comenzó a trasladarse de ubicación, y con el tiempo y el descubrimiento del fuego, fue aprendiendo a combinar y mezclar esos alimentos para obtener otros resultados hechos con más cuidado. Así, descubrió la maravilla que significa sentir y producir sensaciones en los demás a través de lo que comían y con ello paulatinamente desarrolló y perfeccionó las técnicas para modificar los alimentos.
Una de estas técnicas, la que más relacionamos con la idea de "cocinar con mimo", ha sido siempre la cocina a cocción lenta. Desde que las brasas son brasas, todos tenemos en la mente la imagen del puchero en la lumbre. Cocinar con mimo es cuidar los detalles, pero también dedicar el tiempo que se merece para que los alimentos se cocinen suave y lentamente, respetando sus propiedades y potenciando sabores.
Por todo lo que significa la cultura culinaria en nuestro imaginario, desde hace mucho tiempo vemos diferentes manifestaciones artísticas que le rinden homenaje a la cocina como la literatura y el cine. ¿Quién no recuerda, en los 90, las emociones que transmitía Tita a través de lo que cocinaba en Como agua para Chocolate? O más recientemente, ¿la escena en la que el exigente y estirado crítico gastronómico se devuelve a su infancia recordando el ratatouille que le preparaba su madre cuando prueba el elaborado por Remy?
Hoy queremos recordar algunas escenas del cine y la literatura que destacan lo que significa la cocina hecha con cuidado y cariño.
Como agua para chocolate
Es el libro de la escritora mexicana Laura Esquivel. Se hizo famoso a raíz de la versión para el cine que hizo su marido Alfonso Arau en 1992. Cuenta la historia de una familia en México y el amor frustrado de la menor de las hijas, quien transmitía todos sus sentimientos a través de la cocina.
Ratatouille
La película animada de Disney en la que Remy, una rata francesa, sueña con ser chef. Es memorable la escena en la que el crítico gastronómico Antón Ego prueba el típico ratatouille que lo lleva a recordar su infancia.
Julia & Julia
Una película del año 2009 que cuenta dos historias paralelas: la de la célebre cocinera Julia Child y la de Julie Powel, una chica que se propone cocinar las 524 recetas del libro de Child.
Chocolat
Chocolat cuenta la historia de una mujer en un pequeño y conservador pueblo francés, Vianne Rocher, y su don para saber el tipo de chocolate que cada persona prefiere. Son una delicia las escenas en las que elabora tabletas o bombones de chocolate.
Como agua para chocolate: el libro
Sí, porque así como la película transmite todo el erotismo y la emoción de sus personajes a través de la comida, ese tono parte del libro que escribió Esquivel:
“Se desprenden con mucho cuidado los pétalos de las rosas, procurando no pincharse los dedos, pues aparte de que es muy doloroso (el piquete), los pétalos pueden quedar impregnados de sangre y esto, aparte de alterar el sabor del platillo, puede provocar reacciones químicas, por demás peligrosas”.
Afrodita
Una novela de Isabel Allende en la que sorprende con un recetario dentro del hilo narrativo:
“Ingredientes para dos amantes 2 tazas de caldo (carne, pollo o verdura) 1 taza de champiñones frescos ½ taza de callampas portobello picadas (o ¼ taza secas) ½ taza de callampas porcini picadas (o ¼ taza secas) 1 diente de ajo 3 cucharadas de aceite de oliva 1 cucharada de aceite de oliva trufado ¼ taza de oporto 2 cucharadas de crema agria Sal y pimienta
Preparación Si no encuentro callampas frescas y debo recurrir a las secas, las remojo en media taza de un buen vino tinto hasta que se esponjen alegremente, mientras me bebo el resto del vino con toda calma. Luego pico el ajo por el puro gusto de olerme los dedos, porque igual podría usarlo entero, y lo frío junto a las callampas y champiñones en el aceite de oliva, revolviendo con fervor por unos cuantos minutos, no los he contado, pero digamos cinco. Agrego el caldo, el oporto y el aceite de oliva trufado, no todo, dejo un par de gotas para ponerme detrás de las orejas, no olvidemos que es afrodisíaco. Aliño con sal y pimienta, y cocino a fuego suave con la olla tapada hasta que las callampas se ablanden y la casa huela a paraíso. Al final lo trituro en la licuadora; esto es lo menos poético del cocinamiento, pero inevitable. Debe quedar con una textura algo gruesa, como de lodo, con un perfume que hace salivar y llama a otras secreciones del cuerpo y del alma. Me coloco mi mejor vestido, me pinto las uñas de rojo y sirvo la sopa decorada con crema agria en platos calientes”.
Moby Dick
El clásico de Herman Melville en el que también se dan recetas hechas con cuidado:
“Las marsopas están consideradas como plato exquisito desde el punto de vista gastronómico. La carne se prepara en bolas del tamaño de las de billar, y si se sazonan bien con especias pueden ser tomadas por albóndigas de tórtola o cordero, (…) En el caso de la pequeña ballena espermática, sus sesos son considerados un plato delicado. La parte superior del cráneo se rompe con un hacha, y se retiran y se mezclan con harina, con lo cual quedan convertidos en un manjar cuyo sabor es parecido a la cabeza de ternera”.
Cien años de Soledad
El celebérrimo libro de Gabriel García Márquez no da recetarios, pero sí describe con evidente erotismo y estableciendo un paralelismo con la preparación en la cocina, una escena:
“Se entregaron a la idolatría de sus cuerpos, al descubrir que los tedios del amor tenían posibilidades inexploradas, mucho más ricas que las del deseo. Mientras él amasaba con claras de huevo los senos eréctiles de Amaranta Úrsula, o suavizaba con manteca de coco sus muslos elásticos y su vientre aduraznado, ella jugaba a las muñecas con la portentosa criatura de Aureliano, y le pintaba ojos de payaso con carmín de labios y bigotes de turco con carboncillo de las cejas, y le ponía corbatines de organza y sombreritos de papel plateado.”
La importancia de la cocina lenta
Cada una de estas películas y libros le rinden a su manera culto al arte de cocinar. Y es que la cocina hecha despacio o slow cooking va ganando adeptos, cada vez le damos más importancia a alimentarnos bien, y en ese proceso, el uso de buenos alimentos cocinados con dedicación es imprescindible.
Por este motivo los utensilios como las ollas de cocción lenta han ganado popularidad en los últimos años, son una ayuda que permite cocinar despacio mientras mantenemos nuestro ajetreado ritmo de vida. Una Crock-Pot cocina sola mediante el control de los tiempos de cocción con el temporizador, solo tienes que cortar y sazonar lo que quieras preparar y dejar que la herramienta haga el trabajo ella sola. Si Tita, la heroína de Como agua para chocolate, hubiese tenido una se hubiese ahorrado algunas lágrimas.