Anteriormente hemos hablado aquí de cómo afrontar la intolerancia a la lactosa cuando los que la experimentan son niños. Al igual que ocurre con los adultos, hemos visto cómo se puede convivir con ello sin que afecte demasiado a nuestra vida normal. Pero hay ocasiones en las que los padres no están con ellos. ¿Cómo actuar cuando los niños intolerantes están solos?
Aunque yo no tengo hijos todavía, y siempre es difícil ponerse en el lugar de aquellos que sí son padres, tengo muchos amigos y familiares con niños de todas las edades y circunstancias muy distintas entre sí. Todos desean lo mejor para sus pequeños, y sin duda la alimentación juega un papel esencial en su desarrollo y futuro. Conozco varios casos de niños con intolerancias y alergias, y he podido ver cómo actúan sus progenitores ante ello.
La alimentación, pilar fundamental en el desarrollo del niño
Los padres y familiares más cercanos son esencialmente los máximos responsables de que un niño crezca sano y feliz y reciba una correcta educación, que siempre comienza en el hogar. Y una alimentación adecuada es uno de los pilares básicos sobre los que se sustenta el bienestar de los más jóvenes.
Puede parecer que cumpliendo la máxima de “dieta variada y equilibrada” sea sencillo planificar la dieta infantil, pero en realidad hay muchos factores añadidos que se deben tener en cuenta para que reciban todos los nutrientes necesarios en cada etapa de desarrollo, y en las cantidades adecuadas.
La preocupación de los padres
Cuando el niño presenta circunstancias especiales, como una intolerancia o alergia alimentaria, la situación parece complicarse. Así ocurre con la intolerancia a la lactosa, una condición que parece ir en aumento en los últimos años. Aunque muchos de ellos lograrán desarrollar una tolerancia aceptable en su vida adulta, conviene que los padres estén atentos a cualquier síntoma de que sus hijos no puedan digerir bien la lactosa.
Ya comentamos cómo afrontar la situación de la intolerancia a la lactosa en niños, que se puede resumir en seguir las mismas recomendaciones dietéticas que en adultos e informar adecuadamente al pequeño en cuestión. Del mismo modo que les podemos enseñar a valorar los alimentos, deben ser conscientes de qué es lo más saludables para ellos.
La falta de dominio absoluto sobre la alimentación en estos contextos suele ser causa de preocupación de los padres, una reacción totalmente lógica. Es duro separarse de un hijo pequeño, confiar su seguridad a personas ajenas, y más aún si requieren de cierta atención especial. Pero aunque no podamos controlar lo que comen directamente, sí podemos intervenir de forma indirecta.
La clave, la confianza y la información
En el caso de comedores escolares o de campamentos, es esencial mantener una relación de comunicación con el centro. Cada vez existen más centros con opciones de menús especiales o adaptados a diferentes alergias y condiciones dietéticas especiales. Informarse previamente del tipo de servicio que oferta el colegio, así como explicar claramente las necesidades concretas a sus responsables, permiten que el niño comparta sin problemas comedor con sus compañeros.
En el caso de eventos como fiestas o excursiones, la estrategia es la misma: comunicar e informar. Mantener una buena relación con los otros padres, dar a conocer la intolerancia a la lactosa, aclarar conceptos clave, etc. Y para asegurar una mayor confianza, seguro que los responsables no tienen objeción a que otros padres asistan al evento o colaboren en su organización, pudiendo recurrir a preparar la comida para que sus hijos la traigan desde casa.
Aunque cuando se trata de los propios hijos cuesta desprenderse de esa preocupación y estado de alerta constante, hay que ser siempre positivos. La intolerancia a la lactosa es sólo una condición que requiere pequeños cuidados en la dieta, y que cada vez está más normalizada en la sociedad. Que no nos dé miedo a compartir nuestras inquietudes con los demás, seguro que cualquiera estará encantado de ayudar a asegurar una alimentación adecuada a sus hijos.
Fotos | Tetra Pak, Pink Poppy Photography, shannonpatrick17
Liliana Fuchs es una joven murciana que se trasladó a Madrid después de licenciarse en Historia de arte. Hace años le detectaron intolerancia a la lactosa pero eso no ha impedido que siga disfrutando de una de sus pasiones, la cocina rica y saludable. Actualmente es editora en Directo al Paladar