Ahora que estamos en pleno verano seguro que muchos estáis ultimando los planes para salir de viaje o estáis a punto de hacer las maletas por vacaciones. Conocer nuevos lugares es una de las opciones por las que cada vez más gente se decanta a la hora de disfrutar del merecido descanso veraniego, y personalmente creo que viajar es uno de los mayores placeres de la vida.
Vivir unos días o semanas fuera de casa implica tener que reajustar nuestra rutina, adaptarnos a las costumbres de otros lugares y, por tanto, cambiar de hábitos a la hora de comer. ¿Pero qué ocurre cuando uno es intolerante a la lactosa? ¿Qué dificultades nos encontramos en tierras extrañas? Pues por mi propia experiencia, en realidad no supone un especial problema.
La intolerancia a la lactosa es una situación cada vez más visible y normalizada para todo tipo de personas, no sólo a los que la vivimos. Como hemos estado viendo en este espacio, no tiene por qué ser visto como algo extraño que modifique especialmente nuestros hábitos de vida, y tampoco tiene por qué serlo si salimos de viaje.
Comprendo que estar en un ambiente desconocido, donde nos sentimos algo desorientados, sobre todo si es en un país extranjero, puede agobiar un poco al principio. Cuando uno está de viaje tiene que comer donde más o menos le pilla muchas veces, adaptando nuestros horarios a la vida local o a las rutas turísticas. ¿Cómo estar seguros de que no vamos a tener una mala digestión?
Mi consejo principal es informarse un poco antes de la cultura y las costumbres locales si el lugar que se va a visitar es especialmente diferente de nuestro hogar. Sobre todo familiarizarse con las comidas más típicas y el idioma, si no lo dominamos, para evitar confusiones desafortunadas una vez estemos allí.
Partiendo de esa base, que no nos asuste avisar a los camareros, tenderos o dependientes de que no podemos tomar lactosa. Esta intolerancia es también algo muy común y normal en gran parte del mundo, lo normal es encontrar comprensión y facilidades, especialmente viajando por Europa.
Yo misma me sorprendido al encontrar muchas gamas de productos muy variados sin lactosa en países como Suiza o Italia, incluso cartas de menús con notas específicas para diferentes intolerancias alimentarias. Y si tenéis alguna duda, no os cortéis en preguntar al personal, exactamente igual que haríais en vuestra ciudad.
Una gran idea es hacer hueco en la maleta para algunos de tus productos sin lactosa para tenerlos siempre a mano. Yo este año pasaré una semana en un apartamento en Portugal, y ya sé que llevaré mi lote particular de productos de Kaiku sin lactosa para desayunar durante mi estancia. La intolerancia a la lactosa no nos tiene por qué impedir disfrutar al máximo de nuestras vacaciones.
Imagen | Hotel de la Paix Genève
Liliana Fuchs es una joven murciana que se trasladó a Madrid después de licenciarse en Historia de arte. Hace años le detectaron intolerancia a la lactosa pero eso no ha impedido que siga disfrutando de una de sus pasiones, la cocina rica y saludable. Actualmente es editora en Directo al Paladar