Son muchos los años que llevamos coronando a Croacia como un destino vacacional de primer orden durante el verano. No le faltan encantos si somos sinceros. Ciudades como Dubrovnik o Rijeka dan buena prueba de los tesoros arquitectónicos de la costa dálmata.
Ya en el interior, quizá sean los mitos de cascadas y cataratas, como el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice los que más han hecho por contribuir a que Croacia se convierta en un destino internacional en el que lo natural y lo cultural convivan.
Sin embargo, si tu intención es ir persiguiendo saltos de agua imposibles y maravillarte con cascadas y cataratas que se suceden, puede que no tuvieras que ir tan lejos. O, cuanto menos, comprobar que más cerca de lo que crees hay un destino tan pequeño como accesible en el que las cataratas y las cascadas están a la orden del día.
Para ello debemos poner rumbo a la comarca burgalesa de Las Merindades, en la parte norte de la provincia, limítrofe con Álava, Cantabria y Vizcaya y descubrir pueblos como Tobera. No está solo, claro.
Otros municipios como Frías, Orbaneja del Castillo o Puentedey también merecen más de una visita y también hacen de las cascadas uno de sus grandes encantos.
Tobera, el pueblo de las cascadas
Pero hoy os venimos a hablar más concretamente de Tobera, que le debe al río Molinar buena parte de su encanto. Encastrado en el pueblo, el río va produciendo pequeños saltos de agua tanto antes como después de entrar en el término municipal de Tobera, generando cascadas muy espectaculares —especialmente en primavera y otoño, cuando más agua llevan—.
Para ello, lo mejor es adentrarse en una pequeña ruta senderista de apenas 1,5 kilómetros como es la del Paseo del Molinar, que está perfectamente señalizada y que es la que da sentido a las Cascadas de Tobera.
Apta para todos los públicos y realmente amable, esta pequeña ruta nos permite acercarnos a tres saltos de agua a cada cual más impactante y que tiene ese aspecto asalvajado que a muchos ha cautivado con Plitvice.
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Sin embargo, Tobera no es sólo sus cascadas. Marcada de nuevo por el río Molinar, Tobera también presume de un casco histórico coqueto y repleto de arquitectura tradicional donde el río lleva la voz cantante hasta las inmediaciones del puente —con impronta romana y medieval— desde el que también descubrimos dos de los grandes encantos de este pueblo —a apenas 2,5 kilómetros de Frías— como son la ermita románica de Nuestra Señora de la Cruz y el Humilladero del Cristo de los Remedios.
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